jueves, 6 de marzo de 2025

LA GESTIÓN DE LAS EXPECTATIVAS MARCAN NUESTRA VIDA

 

Baste reflexionar un poco para darse cuenta de que quien encuentra el modo y aprende a manejar las consecuencias de lo que acontece tras el paso previo de la creación de unas expectativas tiene en su mano la llave de la puerta de la felicidad o la del fracaso.
Cuando somos niños, el cumplimiento o no de estas expectativas se manifiestan en forma de caprichos que suelen desembocar en berrinches/rabia si no son satisfechas o en complacencia que en manos de unos padres y entorno permisivos puede repercutir en la construcción de una personalidad poco dada al aprendizaje del fracaso (lo que viene a ser un niño malcriado).
Durante el crecimiento-adolescencia-juventud, las expectativas giran en torno a dibujar en nuestra mente prototipos de vida, de planes futuros, idealización de la pareja con incidencia en el dibujo de su cuerpo y su belleza, deseos individualistas...los mismos que son tumbados y triturados por el devenir del día a día cambiante y que sólo estar preparados para sus consecuencias motivará que no te condicione negativamente o incluso desastrosamente en las etapas de adultez y vejez.
Nuestra mente diseña cada día un plan director, unas expectativas para ese mismo día, para la semana y para más adelante. Del acomodo realista que llevemos a cabo en nuestro micromundo y la gestión de lo que puede derivar de no ser satisfechos tendrá una sobremanera respuesta acerca de en qué lugar se situará nuestra personalidad en un rango que abarca desde persona con inteligencia adaptada y controladora de sus actos a seres de pensamientos camufladamente diabólicos, de conducta inestable, pasando por quienes deambulan columpiándose sin este control de un extremo a otro.
Aquel que, amparado en una buena educación en valores y una preparación/formación inteligente y adaptativa respecto a "la basura y el circo" que supone hoy día venir a la vida y la sociedad, tal cual está diseñada, sepa gestionar esta capacidad de identificar estos perfiles de individuos y de esa forma realizar una buena elección de acercamiento o alejamiento de los mismos, así como unos pensamientos y planes alejados de una caprichosa y ególatra utopía, inexorablemente quedará más cerca de convertirlo en la suma de momentos felices o por el contrario, una vida abocada al fracaso.

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