
El pasado sábado después de la disputa del partido de liga con su equipo, el Milan, Antonio Cassano comenzó a sentir mareos y dificultad en el habla y en la movilidad. Rápidamente fue llevado al hospital. Días más tarde el mutismo y la especulación rondaba lo sucedido. El club no lanzaba comunicado alguno como tampoco el mismo hospital y la preocupación se tornaba ya, si cabe, con más oscuridad sobre el caso. Distintas posibilidades surgían: ¿un ictus cerebral?, ¿derrame?.....Cualquier diagnóstico daría al traste con la carrera de "Talenttino". Pero, gracias a Dios, las noticias son más alentadoras, Cassano volverá a jugar el año que viene. La explicación gira entorno a que en el vientre de la madre, el feto tiene un conducto abierto entre las dos aurículas del corazón que 24 horas después de nacer debe quedar perfectamente cerrada y sellada. Si ésto no ocurre acontece lo que le ha sucedido al futbolista, un pequeño trombo circulante por las venas ha llegado a la aurícula izquierda yendo a parar éste a las arterias cerebrales y provocando una parálisis momentánea del sistema cerebral. Por suerte, se ha descartado un ictus que hubiera paralizado permanentemente las células cerebrales y hubiera causado un daño irreparable. La operación, según asegura el personal facultativo, es relativamente fácil, consistiría en sellar ambas aurículas y el futbolista estará la temporada próxima defendiendo nuevamente la zamarra rossonera. Suerte Cassano.
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