Armando Monge Lasierra, ese es el nombre completo de un entrenador como la copa de un pino. Se trata de una de esas personas que cuando las conoces quieres imitar y de los que sus opiniones son cátedra.
Era por junio de 2006 cuando coincidimos casi 70 alumnos, ávidos de conocimientos futbolísticos, de toda España y de todos los clubs (Villarreal, Valencia, Sporting, Español, Atco. Madrid, Barcelona, Nastic.....) en la ciudad de Melilla. Habíamos de permancer 45 días intensivos para así catapultarnos como entrenadores de fútbol de nivel nacional.
No fueron fáciles tantos días fuera de la familia, de tu tierra....pero valió la pena todo lo que aprendimos y a quiénes conocimos. Algunos compañeros de esa promoción ya han debutado en 1ª división y otros muchos, no sabe la 1ª división lo que se pierde.
No quiero olvidarme del sector Villarreal (Jorge Peris, Alex, Juanjo, José Viñas), como tampoco de los 2 andaluces más un servidor que representábamos a nuestra región (Tadeo y Prados) y mucho menos de mi gran amigo Toni Cosano pero a quien dedico hoy este post, Armando, era un tío especial.
Los primeros días, en las primeras clases y sesiones en campo, ya se atisbaba quiénes tenían algo más que los demás debíamos aprender. Era una gozada escucharles plantear las sesiones o simplemente oir sus pensamientos sobre fútbol. Armando era de ellos, gran conocedor de este juego y sobre todo, un gran transmisor del mismo. Su personalidad quedó patente entre todos nosotros y hoy tengo la gran suerte que además aquellos días me dejaron una gran amistad con este zaragozano del que de haber sido futbolista querría tener como entrenador.
Es un entrenador, a pesar de su juventud, con experiencia contrastada en los banquillos (ha disputado la Copa del Rey con el Utebo, trabajado para la Federación Aragonesa) lo cuál le avala.
Éstos días he recibido su llamada para comunicarme algo que, siempre que ocupamos un banquillo, somos susceptibles de que ocurra. Circunstancias de política interna boicotean tu trabajo arrastrándote fuera de él a capricho de los, en su gran mayoría, neófitos rectores de un fútbol que ni conocen ni se afanan en ello.
Desde este blog, estimado Armando, además de profesarte, igual que siempre, la misma admiración, aprecio y cariño, te envío todos mis ánimos así como toda la consideración del que te conoce como un entrenador excepcional y convencido estoy que en otro club sabrán reconocer tu sabiduría futbolística.
Armando, Tadeo, Prados y un servidor comparten paseo en una mañana libre por Melilla
Hace 3 años estuvimos en la ciudad mágica del Ebro compartiendo grandes momentos en el día que se unía en matrimonio a Ana. Ellos, haciendo el esfuerzo de dejar un bebé allí, también acudieron a la nuestra en junio pasado. Son gente especial de las que siempre merecen mención especial.
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