El día de hoy, jueves 31 de mayo, marca el final de la temporada 2011-2012 para mí y mi equipo. Lo haremos con un partido amistoso en nuestro campo a las 20'00 h. ante el Aznalcóllar senior. Este partido servirá para despedir definitivamente a nuestros jugadores que cumplen la edad (3er. año de juvenil) y dar la bienvenida a los de 1er. año (que ya llevan entrenando con nosotros un par de semanas). Habrá finalizado una temporada un poco rara para mí. Rara porque, a pesar de haber buscado un proyecto idóneo desde la temporada anterior, en la que no entrené a petición propia, no encontré nada para comenzar la competición en esta campaña. Y rara también porque, ya bien comenzada la temporada, recibí la llamada del C.D. Diez- Sanlúcar para hacerme cargo del equipo juvenil cuyo objetivo no era otro que compactar un equipo de futbolistas, en su gran mayoría de 1er. año, en una competición muy exigente como la 1ª provincial, para que la temporada próxima el objetivo sea la lucha por los primeros puestos. La satisfacción ha sido plena ya que el objetivo se ha cumplido con creces y el nivel de los futbolistas es, considerablemente, más alto.
Una vez que este periodo ha concluido, las miras son ahora buscar el proyecto más conveniente para mi para la próxima temporada.
Que el fútbol es una selva gobernada por mucho ignorante no es un secreto. Sí es cierto que cuando comencé a estudiar mis primeros cursos de entrenador tenía la esperanza de que la irrupción de tantos chicos jóvenes que nos preparábamos para aumentar el nivel de conocimientos de la plantilla de entrenadores andaluces tuviera efecto inmediato o a medio plazo en equipos importantes. Pero la realidad, tristemente, es otra, aunque en consonancia con la sociedad actual donde los universitarios se preparan para un mundo laboral que de antemano ya le cierra todas las puertas. A la precaria situación económica de casi la totalidad de los clubes, en cualquier categoría que se encuentren, se le une la obcecación de sus dirigentes de "tirar siempre de los mismos". Y los mismos son un grupo cerrado de entrenadores, muchos de ellos presuntuosos, engreídos (no sé de qué), con la vitola del número y nombre de equipos en los que han militado, y de cuyo nivel de estos entrenadores sobre el campo de entrenamiento y su actuación en los partidos competitivos me reservo la opinión. Pero ellos no tienen la culpa de ser elegidos por unos clubs que pese a estar arruinados, siguen dándoles la opción de que traigan futbolistas "de su confianza" (generalmente de otros lugares y que vienen de vuelta ya del fútbol, relegando, generalmente, a un segundo plano a los jugadores locales que suelen ser los más jóvenes) con el pretexto de falsas aspiraciones y vacías de toda consistencia. El resultado no es otro que a mediados de temporada, los futbolistas dejan de acudir a los entrenamientos, bien porque no cobran o porque se aburren y los entrenadores cogen el mismo camino cuando ven venir el lobo de las derrotas, dejando todavía más en la miseria al club. Lo triste de todo ello que, lejos de aprender la lección, los clubs repiten esta conducta a la siguiente temporada.
Que el fútbol es una selva gobernada por mucho ignorante no es un secreto. Sí es cierto que cuando comencé a estudiar mis primeros cursos de entrenador tenía la esperanza de que la irrupción de tantos chicos jóvenes que nos preparábamos para aumentar el nivel de conocimientos de la plantilla de entrenadores andaluces tuviera efecto inmediato o a medio plazo en equipos importantes. Pero la realidad, tristemente, es otra, aunque en consonancia con la sociedad actual donde los universitarios se preparan para un mundo laboral que de antemano ya le cierra todas las puertas. A la precaria situación económica de casi la totalidad de los clubes, en cualquier categoría que se encuentren, se le une la obcecación de sus dirigentes de "tirar siempre de los mismos". Y los mismos son un grupo cerrado de entrenadores, muchos de ellos presuntuosos, engreídos (no sé de qué), con la vitola del número y nombre de equipos en los que han militado, y de cuyo nivel de estos entrenadores sobre el campo de entrenamiento y su actuación en los partidos competitivos me reservo la opinión. Pero ellos no tienen la culpa de ser elegidos por unos clubs que pese a estar arruinados, siguen dándoles la opción de que traigan futbolistas "de su confianza" (generalmente de otros lugares y que vienen de vuelta ya del fútbol, relegando, generalmente, a un segundo plano a los jugadores locales que suelen ser los más jóvenes) con el pretexto de falsas aspiraciones y vacías de toda consistencia. El resultado no es otro que a mediados de temporada, los futbolistas dejan de acudir a los entrenamientos, bien porque no cobran o porque se aburren y los entrenadores cogen el mismo camino cuando ven venir el lobo de las derrotas, dejando todavía más en la miseria al club. Lo triste de todo ello que, lejos de aprender la lección, los clubs repiten esta conducta a la siguiente temporada.
Mientras ésto ocurre, conozco a muchísimos entrenadores muy preparados y con una alta cualificación que vilmente son engañados o no tienen donde entrenar por la ceguera de tanto dirigente neófito en temas futbolísticos, por el mero hecho de no tener "padrino"; pero aunque estoy convencido de que todo cambiará, la transición se está haciendo demasiado soporífera y todavía aflorando, también demasiado, el ya ancestral y anquilosado enchufismo.
Sé que esta reflexión no sirve para nada porque todo seguirá igual pero no por ello es menos real todo lo que cuento. En mi caso, la situación me ha cambiado respecto a años anteriores por lo que valoraré y decidiré en pocos días respecto a las propuestas de los tres clubes que se han puesto en contacto conmigo para formar parte de sus proyectos la próxima temporada.
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