En multitud de ocasiones el entrenador de fútbol es obceca y anquilosa en un inmovilismo, tanto de concepto como de acción que, si bien le repercute sosiego y estabilidad, le limita para explorar otros caminos que no sabes a dónde te pueden llegar a llevar.
Un entrenador tiene alguna que otra rutina o manía. La mía es, después de dar las últimas instrucciones al equipo y que salgan a calentar con el preparador físico, quedarme en el vestuario analizando percepciones así como algo que enfatizar justo cuando salten a disputar el partido. En este ratito escribo en mi libreta de apuntes y me doy mi vueltecita en soledad por entre los pocos metros cuadrados del vestuario para analizar mis cosas. Después de este ratito y justo antes de que el equipo se meta en vestuarios para ponerse la camiseta y salir al campo es el momento en que salgo para ver el final del calentamiento y ver las caras de mis jugadores (me dicen mucho). Cuando he salido en el partido de ayer, la gente que se encontraba en la grada estaba confundida y no hacían más que señalar con el dedo a los jugadores de mi equipo contando buscando defensores en el equipo titular. Pues no lo podían encontrar porque no los había. De inicio, el banquillo iba a estar ocupado por 3 de nuestros mejores defensores y titulares en gran parte de los partidos.
Normalmente, mis jugadores lo saben, el equipo titular suele estar compuesto por los jugadores que creo son los que mejor preparados están para disputar ese partido. Suelo huir de cualquier inmovilismo con la posiciones de jugadores así como de cualquier sistema o posicionamiento encorsetado. Por tanto, no era ninguna idea feliz ni ningún experimento no salir el día de ayer con ningún defensor. La defensa se compuso de 3 centrocampistas de marcado corte ofensivo y un cadete. Y tan convencido estaba antes del partido como seguro durante. Por supuesto, añadido a la labor del resto de integrantes del equipo, fue un espectáculo ver las acciones y los movimientos de mi defensa. Se anticiparon e interceptaron cuando hubo de hacerlo, disputaron el balón aéreo como verdaderos especialistas, se posicionaron como nunca lo había visto, iniciaron el juego con un criterio y seguridad poco visto así como los laterales eran cuchillos en los desdoblamientos y en incorporaciones al ataque. Hicimos un juego, por momentos espectacular, tuvimos un dominio abrumador y aunque si bien es cierto que no lo materializamos en goles (resultado final C. D. Diez.Sanlúcar 1 - Cazalla 0), hay ocasiones en las que tu equipo te confirma sobre el campo una idea que tienes fuera de él. Enhorabuena chavales, fue una delicia veros jugar.
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