jueves, 13 de septiembre de 2012

PSICÓLOGOS DEL FÚTBOL


No hace mucho, unos 15 años aproximadamente, la figura de un psicólogo en un equipo de fútbol a todos parecía algo excéntrico y extravagante y a muchos, innecesario. Como el propio universo, el fútbol es un deporte en continua expansión y peor para él quien piense que "todo está inventado". Recuerdo esos años 80 y parte de los 90 cómo los equipos contrataban preparadores físicos a los que endiosaban mientras a más palizas físicas sometían a los jugadores. Sus métodos eran para marines o atletas y no para futbolistas. Afortunadamente, las exigencias de este juego se han encargado, con el tiempo, de ir normalizando la especificidad que requiere el entrenamiento del fútbol. Siendo así, un entrenador que se precie (dentro de las lógicas disponibilidades en cuanto a estructura y economía del club) ha de rodearse de profesionales que completen un Cuerpo Técnico acorde con las exigencias del fútbol moderno. Entrenadores de porteros, preparadores físicos, físios, médicos y psicólogos deben ser hoy día personal cualificado que ha de formar parte de un Cuerpo Técnico (ahora parece descabellada la materia del coaching y seguro estoy que dentro de no muchos años se instalará en el fútbol como algo importante). El entrenador necesita muchos ojos, muchos oídos y mucha información externa para que el trabajo que se realice sea de calidad. Por ello, resulta fundamental la información recibida de parte de estos especialistas acerca de todas las singularidades que rodean al juego del fútbol.
Yo he tenido la inmensa suerte de trabajar durante 3 años, codo con codo, diariamente, con un excelente y pionero equipo de psicólogos, el del Sevilla F.C. Aunque ya no siguen muchos y han entrado otros, con los que yo tuve oportunidad de trabajar, los Miguel Morilla, Miguel Ángel Gómez, Enrique Arroyo, Juanma Gamito, Mercedes Valiente, Rocío Bohórquez......además de ser magníficos profesionales demostraron sacar máximo rendimiento en la resolución de los problemas que surjían al futbolista y al entorno del equipo. Su secreto, además de su alto grado de conocimiento de la materia, era trabajar junto al entrenador, en el campo. Allí mismo, después de días de observación, de recogida de datos para los informes, de ver la evolución, daban con la raíz del problema y su tratamiento o terapia no se hacía esperar. Fue todo un honor para mi trabajar de esa manera y rodeado de personal tan vanguardista.


Tampoco quiero dejar de hacer hincapié en una figura como la de Patricia Ramírez que, si bien no he tenido el placer de trabajar con ella, no hay día que pase y vea todo lo que escribe ni reflexión que promulgue. Actualmente puede ser de lo mejor del fútbol español y resulta para mi de un extraordinario aprendizaje leer todo lo que escribe así como todas y cada una de sus opiniones. En materia de psicología del fútbol es una erudita, alguien de referencia y de la que tomo nota para aplicar sus enseñanzas en mi equipo.
Tengo recogidas muchas de sus frases y consejos, y bien digo si no sólo hacen bien al trabajo con futbolistas sino como enseñanzas de vida.
Resalto algunas de ellas:
 "Estamos en un entrenamiento continuo y hay que saber cómo dar el máximo de nosotros mismos en cada momento". Lo más importante es saber autoentrenarte. "Si quieres, puedes. Sólo tienes que tener las herramientas adecuadas". "Triunfa, supera tus miedos y aprende a disfrutar de las pequeñas cosas".  "No dejemos de perseguir ni abandonar lo que realmente queremos". "En la sociedad actual en la que no tenemos tiempo para nada más, que para lo importante, es necesario aprender a disfrutar de las pequeñas cosas". "Nos quedamos sólo con lo importante y no apreciamos otras cosas que nos pueden hacer sentir bien""Para producir un cambio en tu vida, tienes que entrenarte, de nada vale el talento, si no se sabe cómo hacerlo triunfar". 

El ser humano es un ser social que tiene intrínseco una necesidad de pertenencia a un grupo. Para ser felices tenemos que estar en equilibrio con nosotros mismos, tenemos que estar en armonía con nuestra parte de soledad, de pareja si se tiene, la laborar y la social. Si una de estas falla, estamos cojos. "Hay mucha gente que tiene miedo a soledad, y aunque no sientan lo mismo por sus parejas, prefieren vivir de forma gris a dar un paso atrás, sin tener en cuenta que después pueden dar cinco hacía adelante".

Para que un grupo funcione, debe haber respeto. Respeto tanto al individuo, como a los tiempos. Esto es, "hay personas que acaparan conversaciones y no dejan que los demás se expresen libremente. La libertad es muy importante y necesaria". Debe haber además, una comunicación honesta "no excesivamente sincera, pero sí honesta". En el logro del éxito de ese grupo no debe haber ni envidias ni reproches.

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