Desde el 29 de agosto y hasta el 9 de septiembre se están celebrando en Londres los XIV Juegos Paralímpicos. Basta sentarse un ratito y poner la tele (enhorabuena a TVE por dar cobertura a este evento) para quedarse impresionado por el esfuerzo superlativo desempeñado en el intento de dominar cualquiera de los deportes en los que compiten faltándoles, algún miembro, la vista, etc. Se trata de todo un ejemplo y una lección de vida cómo deportistas con graves limitaciones tienen la fortaleza y la superación de alcanzar unos objetivos deportivos. Bastaría, a cualquiera de nosotros (niño o adulto), enseñarnos de vez en cuando uno de estos vídeos como lección de humildad ante los caprichos engreídos y demás quejas infantiles e injustificadas que solemos tener a diario. Todo este argumento quedaba inexorablemente unido la escasa valoración que hacemos de la salud de la que podamos gozar y de los desdenes en maltratar nuestro cuerpo, no cuidándolos, más cuando hay personas que pueden vivir, hacer deporte y ser felices con un sólo brazo, pierna, sin ellos o sin oír ni ver. Pensemos un poco, valorémoslo y valoremos todo lo que la vida nos pone por delante cada día.
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