Antes de argumentar mi opinión respecto al otorgamiento a Iker y Xavi del Príncipe de Asturias de los Deportes 2012, quiero expresar mi enhorabuena a estos dos grandísimos profesionales y ya leyendas del fútbol español por reconocimiento de tan alto grado. Pero no puedo dejar de mostrar mi discordancia, no porque no lo merezcan sino porque lo que se premia es la concordia en el deporte entre dos grandes rivales, su comportamiento tanto dentro como fuera del terreno de juego y su "amistad". En este sentido, pienso que ésto debe ser normal dentro del deporte y no por ello se tiene que tomar como extraordinario como para premiarlo con un galardón de tanto prestigio.
No estoy al tanto quiénes eran los otros candidatos propuestos; sólo sé que el otro finalista era el Comité Paralímpico. Basta mencionar la labor de tantos días de esta institución al frente de deportistas que son ejemplos de vida, tiene más valor, desde mi punto de vista, que el abrazo que se puedan dar Casillas y Xavi cada vez que puedan coincidir.
No sé si razones mediáticas llevan al jurado a esta elección y tampoco sé si seré yo (parece ser que sí) el único elemento discordante que discrepa de esta elección pero, insisto, no por no tener valor, que lo tiene y además es ejemplificante para todos los deportistas pero, a mi modo de ver, el saludo, el respeto, la admiración y el comportamiento ejemplar debe ser obligado e inherente en el deporte, y no premiado como algo extraordinario.
Dicho ésto, sí me parece sorprendente e indignante que a estas alturas (ambos más cerca de su ocaso futbolístico, superando las treintena de edad), con todo lo que han ganado con sus equipos, con la selección y con lo que representan dentro del panorama futbolístico, no sean premiados con un Balón de Oro. No sé qué más se tiene que hacer o qué más deben ganar para conseguirlo.
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