lunes, 6 de agosto de 2012

NI UNA COSA NI OTRA

Estas dos últimas temporadas estamos viviendo una desbandada de grandes jugadores de nuestra liga. El hecho en sí ya supone una enorme pena para todos aquellos que amamos el buen fútbol que llevan a cabo este tipo de jugadores. Otras ligas, otras experiencias y la seducción de mejores contratos motivan este éxodo. Mucha más pena aún me produce cuando los jugadores que salen son españoles y qué curiosidad, nos dan en la línea de flotación y en el arjé de toda nuestra esencia futbolística, el centro del campo. Jugadores de la talla de Cesc Fábregas en su día al Ársenal, Silva al City, ahora Cazorla, parece que también al Ársenal y Borja Valero a la Fiorentina son claros y significativos ejemplos.
Siendo así, a uno le dá que pensar por qué ocurre ésto. Por ello planteo el problema desde distintos puntos de vista. En primer lugar, tenemos que nuestros grandes transatlánticos, R.Madrid y Barcelona, con un simple chasquido de dedos, se llevan a cualquier jugador. La forma de parar ésto por parte de los clubes poseedores de estos futbolistas es poner precios prohibitivos y fuera totalmente de mercado para evitar la salida de los mismos. Por supuesto, que estos clubes, como legítimos "dueños" de estos jugadores que tienen firmado un contrato federativo, tienen derecho a exigir un precio o que cumplan sus contratos. Pero ocurre también que esta desmesura, como en el caso que les quiero exponer, se sale un poco de madre y las consecuencias no son otras que finalmente estos jugadores marchan fuera de España por un precio sensiblemente menor del que solicitaban sus equipos. Por consiguiente, nuestros buenos jugadores emigran, sus clubes se desprenden de ellos y ni siquiera adquieren la liquidez que pretendían por sus traspasos.
En mi opinión, debiera existir un término medio. Por un lado, nuestros grandes, si quieren al jugador de verdad, debieran estirarse y pagar más por ellos y por otro lado, sus clubes debieran no ser tan osados en pedir 40 a los de aquí y venderlo al de fuera por 15. con todo, nos quedamos sin ellos y sin poder disfrutar de todo lo que pueda salir de sus botas. Una pena.





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