domingo, 22 de julio de 2012

JUGAR MUY BIEN AL FÚTBOL NO ES ENTENDER EL JUEGO

De toda la vida ha habido mucha gente que ha jugado muy bien al fútbol. Ese tipo de jugadores han tenido esas dotes de golpear el balón maravillosamente y de tener un equilibrio y una coordinación que hacían maravillarnos a todos los que amamos este deporte y les seguíamos en los estadios como en la televisión.
Hace también muchos años, cuando a mí mismo me dije que quería ser entrenador de fútbol, también me propuse investigar todos los entresijos de este deporte así como estudiar cada aspecto, por muy recóndito que estuviera, para algún día ENTENDER este deporte. Si bien es cierto que todavía me falta un poco, mi inquietud diaria me lleva a estar más cerca y en eso me afano.
En cambio hay muchos jugadores de todas las categorías, desde la élite a la regional, que por el hecho de haber sido tocado por la varita mágica de estar dotado para "darle a la pelotita" creen que son dioses del fútbol y como tal presumen deben ser considerados, incluso osan, con el permiso ciego de muchos dirigentes de clubes actuales, pensar que tienen el privilegio de ser elegidos entrenadores por haber sido gran jugador de fútbol. Por supuesto que hay jugadores y jugadores. Alguien duda que Xavi Hernández o Xabi Alonso, no sé si grandes entrenadores, pero sí que son grandes entendedores del fútbol. Siendo así les será más fácil comunicar FÚTBOL a los futuros jugadores de su equipo. Lo mismo que tampoco existía duda alguna que los Guardiola, Valverde, Bakero, Laudrup o Schusters también lo serían. Viéndoles moverse por el campo cuando eran jugadores denotaban controlar muchas de las variables de este juego.
A mí que me gusta no ser un mero seguidor de adónde va el balón, sino que me fijo mucho en todos los detalles, me puedo dar cuenta no sólo de ésto sino también de opinar, creo que con fundamento, que grandísimos jugadores que estarán siempre en el Olimpo del fútbol como Cristiano, Messi en la actualidad o aquéllos que lo fueron, como Maradona lo tienen más difícil porque a pesar de haber jugado tropecientos partidos, pasarán a la historia por haber sido inigualables con el balón en el pié, o sea, grandes ejecutores del fútbol pero no por ser grandes entendedores del fútbol. Ese déficit lo percibe el jugador y el grupo rápidamente por lo que su fracaso en los banquillos le suele quedar más cerca que su éxito.

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