viernes, 26 de noviembre de 2010

LOS GIGANTES QUE SUCEDIERON A LOS DINOSAURIOS

La extinción de los más grandes hizo un hueco para que otros ocuparan su lugar. Investigadores de la Universidad de Nuevo México en Alburquerque han demostrado que la desaparición de los dinosaurios hace 65 millones de años permitió que los mamíferos, entonces unas criaturas insignificantes de tres a quince kilos de peso, aumentaran su tamaño por mil. El trabajo, que aparece publicado en la revista Science, es el primero en mostrar este patrón de crecimiento superlativo, que se prolongó durante 25 millones de años. Durante los primeros años de su historia evolutiva, los mamíferos eran animales pequeños que, como mucho, podían tener el peso de un perro mediano. Sin embargo, algo cambió tras la gran extinción del final del Cretácico, hace aproximadamente 65 millones de años, que terminó con el reinado de los dinosaurios. «Básicamente, los dinosaurios desaparecieron y no había nadie más que comiera la vegetación», explica la coatura del estudio, Jessica Theodor, profesora del Departamento de Ciencias Biológicas en la Universidad de Calgary. De repente, existía una enorme fuente de comida por explotar, y los mamíferos se lanzaron a por ella. «Y es más eficiente ser un herbívoro cuando eres grande», apunta la experta. Lo que ocurrió puede explicarse como una especie de readaptación del sistema, un proceso que, contra lo que pueda parecer, se realizó relativamente rápido en términos geológicos, equilibrándose unos 25 millones de años después. Los mamíferos aumentaron su tamaño un máximo de diez kilogramos cuando compartían la Tierra con los dinosaurios, mientras que cuando los viejos sauros se despidieron llegaron a aumentar 17 toneladas. Los investigadores llegaron a esta conclusión tras recopilar datos fósiles de mamíferos terrestres de todos los órdenes taxonómicos en todos los continentes, a lo largo de su historia evolutiva. Los fósiles incluyen muestras de perisodáctilos, los ungulados de dedos impares, como los caballos y los rinocerontes; la familia de los proboscídeos, en la que se encuentran elefantes, mamuts y mastodontes; y los xenartros, que acoge a osos hormigueros, perozosos y armadillos. Así, por ejemplo, el Deinotherium (literalmente, «bestia terrible»), uno de los mamíferos más grandes que jamás haya pisado nuestro planeta y que vivió hace 8,5 a 2,7 millones de años, ganó 17.000 kilos, mientras que otro gigante, el Indricotherium, desaparecido hace 23 millones de años, subió 15.000 kilos. Los resultados dan pistas sobre lo que limita el tamaño de un mamífero en tierra: la cantidad de espacio disponible para cada animal y el clima en el que vive. Cuanto más frío es el clima, mayor es el tamaño que alcanza el animal, ya que los animales grandes conservan mejor el calor.

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