jueves, 28 de octubre de 2010

LA RELACIÓN DEL ENTRENADOR CON LOS JUGADORES CONFLICTIVOS

BENZEMA, jugador francés de 21 años que tiene la inmensa responsabilidad de ser el 9 del Madrid y aunque su carácter sea indolente, tiene una calidad exquisita, ¿qué se hace para obtener su mejor nivel en un equipo de máxima exigencia?


LUIS FABIANO, titular en la canarinha que lleva muchos años en Sevilla y todavía se cuestiona su titularidad. Su rendimiento es intermitente y su juego es impulsivo en cuanto a su participación, ¿cómo se llega a su regularidad?


ROMARIO, prototipo de jugador conflictivo. Crack con el balón en los pies, decisivo en sus partidos pero irresponsable y falto de profesionalidad en entrenamientos y en su vida privada, ¿cómo se reconduce esta actitud de forma que se le haga ver que forma parte de un equipo?
Quizás este tema pudiera ser objeto de una tesis doctoral por la complejidad que plantea y por el tratamiento que hubiera de dispensarse según en qué casos. Desde el punto de vista personal, puedo decir que cuenta muchísimo una buena formación del entrenador y una acertada capacidad empática para dialogar y tratar el tema con cada jugador en particular. Lo fácil en estos casos es "pegar tiritos" y lanzar indirectas a través de los medios de comunicación (el entrenador que tenga posibilidad de ello) o en su caso tomar una postura de fuerza dejando al futbolista sin convocar o en el banquillo sin participar. No estoy en contra y respeto profundamente aquél entrenador que lleve a cabo alguna de estas acciones y le salga bien encontrando una reacción en el futbolista. Claro, si este es el caso, para la opinión pública quedará muy bien, "este si que es un entrenador duro....", " éste los pone firmes". Para mí, este tipo de estrategias está ya obsoleta y al menos a mi no me sirven. Vaya por delante que nunca he tenido a mis órdenes a un futbolista con la cuenta corriente de uno de éstos pero jugadores conflictivos hay en todos los grupos deportivos. Mi receta es trabajar con él en privado, entrenar con él en privado y hablar con él en privado. Todos los juegos de motivación, de activación, de lavados de cerebro que se quieran hacer como prueba de autoridad son perecederos en el tiempo y acaban siendo un lastre en la relación entrenador-jugador y jugador-equipo. Sobre cómo trabajaría, cómo le entrenaría, cómo le motivaría es secreto profesional (sólo lo pueden llegar a conocer los colaboradores que trabajen conmigo).

1 comentario:

Grupo Musical "DE CARAMELO" dijo...

interesante comentario, por una vez se deja a un lado lo sgoles y resultados y reflexionamos sobre estas cuestiones, para este tipo de personas además de entrenador hay q ser psicólogo para entenderlos y adentrarte dentro de su mundo, y aunq tú nunca q no t has encontrao nunca con un caso así, sé q estás sobradamente capacitado para ello, y algún día tendras éstos de bolsillos llenos en tu banquillo. Maria Fidalgo