Como otros tantos placeres que me está regalando la vida, este año 2009 he tenido la suerte de ser galardonado con un reconocimiento por haber pertenecido 20 años a la cuadrilla de costaleros de mi hermandad. 20 años son muchos años debajo del paso, muchas alegrías, algún que otro momento de sufrimiento pero en general, una experiencia maravillosa que, ojalá Dios, me conserve la salud para doblar esta cifra.
Todo comenzó aquel año 1990 cuando la inquietud de un grupo de chavales que hoy día son gran parte de la generación con edad media (en torno a 30) nos propusimos darle sabor a la vida de este pueblo y vaya si lo conseguimos; nueva creación del coro de campanilleros, refundamos el Huévar C.F., la mayoría estudiantes (hoy casi todos con estudios medios o superiores y bien posicionados en sus puestos de trabajo) y como no, COSTALEROS.
Quién no guarda grato recuerdo de aquella mañana cuando sacamos al Cristo de la Vera-Cruz en la "caja de cerillos" con la Banda del Sol haciendo deleite de aquel día, como también la primera vez que sacamos a la Virgen de la Sangre el Jueves Santo desde Su Casa Hermandad. 20 años dan para mucho y todos y cada uno de ellos han sido inolvidables. Muchos de aquellos "niños" (comenzamos con 16 años, edad casi prohibitiva para entrar en un paso) continuamos todavía y recordamos algunos de esos momentos en las tertulias de después de los ensayos.
Ser costalero es maravilloso y prueba de ello es que cuando me meto cada Jueves Santo debajo de la Virgen de la Sangre aún siento el cosquilleo y el nerviosismo del primer día. Cada vez me pesa más el paso pero eso sólo es debido a la fecha de mi carnet de identidad pero ese problema creciente lo suplo con veteranía y ánimos para toda la cuadrilla que en cada momento de debilidad siempre son bienvenidas.
Tampoco puedo olvidar los 6 años que saqué a mi Virgen de las Aguas de la Hermandad del Museo, imagen impactante de mujer y Hermandad señera del lunes santo sevillano.
Hoy hago recordatorio a todos esos chicos inquietos y vivos y agradezco a todos los que me han acompañado en tantos años, costaleros que ya no están, el gran capataz Guillén, así como a la cuadrilla de costaleros y capataces que hoy formamos que ojalá tengan viva esta tradición por muchos años.
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