Hoy es un día muy triste para el madridismo y el sentimiento madridista. Y no porque se marche el capitán, ni el emblema que constituía para el club (la ley de la vida determina que así sea) sino por la mancha que los gestores del club, encabezados por Florentino Perez, han dejado sobre el escudo.
No conozco la versión del club en este asunto, no sé, si como se cuenta, la diferencia de criterio era de 4 millones de € para su salida amistosa (4 gordas para el club patrimonialmente más rico del mundo) no sé si la fiscalidad, si la voluntad de las partes...con perdón, a la mierda todo.
En todos los órdenes de la vida las instituciones siempre están por encima de las personas, éstas tienen su caducidad en ellas aunque no es menos cierto que muy pocas de ellas dejan su latir para hacer eterno el gran corazón de la entidad e Iker era uno de ellos.
No me retracto de la crítica futbolística que siempre he hecho de Casillas. Es un felino en el 1c1 pero desde siempre he considerado que no experimentaba mejoras en el golpeo con los pies y en salidas por alto, aspectos imprescindibles en este fútbol tan evolutivo (por supuesto, también achacable a los entrenadores y preparadores de porteros que ha tenido) y de competencias de tan alto nivel como se requiere hoy día.
En cualquiera de los casos, es el capitán, lleva 25 años en el club, uno de los jugadores con más trofeos conseguidos, que más partidos ha disputado... como para que le regateen por 4 gordas. Maldito dinero, malditos intereses y malditas amortizaciones.
El Madrid es honor, prestigio, historia e imagen. Todo ello ha quedado dañado por 4 gordas.
Sólo el club ha estado a la altura emitiendo un acertado y emotivo comunicado en su web. Comunicado cuyo contenido no se ha ajustado a la actuación vacía que ha proyectado en realidad.
Sólo el club ha estado a la altura emitiendo un acertado y emotivo comunicado en su web. Comunicado cuyo contenido no se ha ajustado a la actuación vacía que ha proyectado en realidad.
Casillas no merecía esta salida ni esas lágrimas de madridismo herido. Hubiera sido tan fácil como otorgarle lo que pedía como signo de agradecimiento de los millones de aficionados madridistas para salir por la puerta grande, vitoreado y con una sonrisa.
Malditas 4 gordas.
Hasta siempre Iker.
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