No habrá sido una semana fácil para mi. Después de la décima derrota de nuestro equipo fuera de casa, algo que nos está suponiendo un lastre para un equipo insultantemente joven, a pesar de ser un grupo de futbolistas del que considero que les "he parido", siempre surgen dudas. Dudas de nuestra propuesta de juego, de nuestra forma de entrenar, de nuestro criterio para gestionar el grupo.....dudas todas ellas que suelen aflorar cuando se pierde y nunca cuando se gana; debilidad innata del ser humano.
Mi respuesta durante toda la semana ha sido de firmeza en la convicción de lo que hacemos desde agosto, de creer en unos principios y una forma de funcionar; en definitiva en ser perseverantes y apretar los dientes cuando no nos va bien.
Como ejemplo el descubrimiento de América, les he pedido que a pesar de las adversidades creyeran en el horizonte que buscábamos y no se dejaran sobrellevar por la adversidad de la desesperanza, cual la tripulación que tomó rumbo a las Indias.
Mi posición ha sido firme, no he titubeado en torno a solicitar compromiso, unión y determinación en lo que hacíamos. No ayudaban a estas arengas las bajas que teníamos ni la hipotética posición momentánea de incertidumbre que podía palparse.
Enfrente un siempre duro y correoso Villafranco, llamado a la lucha por el ascenso y a los que, una vez más, con nuestro juego, les hemos sometido con un dominio, por momentos, apabullante.
Hemos sacado al campo sólo dos defensores de los 11 de inicio. Todo el fin de semana me ha llevado decidir la mejor estrategia que nos llevara a sacar máximo partido de lo que teníamos. Había que acertar y era fundamental madurar bien el plan.
En la convocatoria nuevamente hemos llevado a dos juveniles que, como es preceptivo han debutado (ya van 7 esta temporada) y uno de ellos ha marcado un importante segundo gol nuestro del 3-2 del resultado final.
Hemos ubicado en los laterales, dos futbolistas eminentemente ofensivos y con un poderío físico tal que les diera para fajarse en defensa y ser persistentes en sus incorporaciones al ataque. Cuando ésto ocurriera uno de nuestros medios-centro había de dar unos pasitos atrás mientras los dos centrales debían quedar prestos para bascular bastantes metros.
El centro del campo nuestro debía ser dominador y avasallador de una posesión que sería fundamental para nosotros. El dibujo lo debía completar 3 delanteros que debían hacer arma de nuestra amplitud y martilleantes como finalizadores del trabajo de todos.
Los futbolistas han entendido perfectamente lo explicado en pizarra y lo han ejecutado a las mil maravillas.
Los dos goles visitantes han sido anécdotas, las mismas que nos condenan en partidos de fuera, de los últimos 5 minutos.
De todo lo acontecido me alegro mucho por mis jugadores así como también tener la suerte por mi parte de creer en algo imperturbable e impermeable a ningún resultado.
A seguir, equipo, aún nos queda un largo recorrido.
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