De todos es sabido que un campo de fútbol puede tener una superficie entre 6500 m2 y 7000 m2, de los cuales casi 202 m2 corresponde a las áreas de meta (100'76 m2 cada una de ellas). Casi todo por no decir la totalidad de cuanto ocurre en estos espacios es muy determinante para la sentencia del resultado final de un partido. Luego discutiremos posiciones, filosofías de juego, alineaciones.......pero lo que ocurre ahí es primordial.
Siendo así, mi equipo juvenil, en su partido antepenúltimo de la competición liguera, no ha acertado en la rival y ha fallado en la propia lo suficiente como para que el resultado caiga del lado del Calavera.
Nos enfrentábamos a este equipo que, por historia e idiosincrasia, puede ser junto al Nervión el tercer club de la ciudad además que en la ida, en nuestro campo, nos superaron con claridad siendo el mejor equipo al que nos hemos enfrentado esta temporada. Todo ello aderezado con el respeto mostrado hacia nosotros por cuantos rivales nos podamos enfrentar por nuestra búsqueda constante de la victoria en cada partido y que este equipo se juega el ascenso a la categoría preferente hacía que el partido tuviera tintes muy atractivos.
Ellos mostraron un empuje y una presión que ya sabíamos y estábamos preparados de que se diera que fue diluyéndose con el paso de los minutos y con un tratamiento más sereno por nuestra parte de las jugadas de ataque. Con los minutos, también, fue demostrándose que ese Calavera era inferior al de la 1ª vuelta y su juego apenas nos hacía daño.
A eso del minuto 60' un desajuste defensivo cerca de nuestra portería propió el primer gol que sin apenas habernos recompuesto le llegó el segundo gol. En sólo 1' habían obtenido una ventaja imperdonable para nosotros por el cómo y el dónde se ha producido. Esos goles fueron festejados por el cuerpo técnico del Calavera de una forma de la que no hago comentario (en el campo se quedó). Nuestra respuesta futbolística fue inmediata; un ataque bien llevado propicio una falta del portero, expulsión de éste y gol de falta directa. 2-1 era un nuevo partido del que habíamos de dar un tratamiento desde la tranquilidad y la insistencia para acertar.
Con un jugador menos ellos, ni acertamos en el área de meta rival y ellos sí en la nuestra (marcan su 3er. gol de una indecisión nuestra en boca de gol y el 4º de penalti) para dar por finalizado un partido en el que, una vez más, nos faltó empaque para gestionar los balones en nuestra portería así como la clarividencia suficiente para perforar la portería rival aunque de todo lo demás fuéramos insulsamente superiores.
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