De todos es conocido que este blog tiene un cometido divulgativo de mis temas particulares y personales, mis opiniones respecto a asuntos deportivos con predominancia en el fútbol, así como de otras materias que considero de interés para quienes puedan leerlo. También entiendo que la crítica es parte de la calle, de la sociedad y la libertad de opinión debe ser bandera de la libertad. Lo que nunca voy a entender ni este blog contribuirá es a dar rienda suelta para todo aquel desalmado quiera dejar amenazas e insultos en muchos de mis posts (doy las gracias a mis amigos que en su indignación han contestado alguna que otra vez a estas sandeces). En este sentido, he de hacer público que desde la creación de este espacio, con unas épocas más desagradables que otras, no he dejado de recibir intimidaciones a través de insultos y amenazas. Entiendo que a todo el mundo no puedo gustar, ni caerle simpático, por supuesto, no lo pretendo, sólo es mi deseo hacer entender que se trata de un espacio personal. El que quiera lo visita, además con la particularidad de dejar su opinión, y el que no lo desee, que no lo haga.
La gente que sabe de informática ya me ha asesorado para que este tipo de calumniadores y extorsionadores (brazos ejecutores de sus "jefes" y grupos de referencia) vean truncados sus objetivos. Nunca había aireado este tema porque no quería darle notoriedad a estos impresentables pero me parece de una cobardía supina así como de una mente retorcida dedicarse a este tipo de prácticas, por lo visto extendida desde que las redes sociales sirven de escenario para esta gentuza.
Bajo pseudónimos como "la vara de medir", "sangrista", y el tan manido "anónimo" suelen esconderse este tipo de personajes, algunos de ellos ya desenmascarados y que nunca podrán lograr su objetivo, intimidarme. Gracias a Dios, tengo la educación suficiente y la prudencia necesaria para no entrar en este tipo de juegos. Así que a partir de hoy, adiós a los anónimos, al menos en este blog y, sin lugar a dudas, sigue abierto para todo tipo de opiniones, aunque sean críticas pero siempre realizadas desde el respeto.
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