martes, 13 de septiembre de 2011

LA IMPORTANCIA DE ACEPTAR LAS DERROTAS

¿Cuántos de nosotros piensa justo antes de jugar un partido o competir en algún deporte que puede perder?, casi nadie. Pocos son los deportistas y muy pocos los entrenadores que preparan a su jugadores para la derrota. En el deporte perder es mucho más importante que ganar y muy pocos están en condiciones de dar una lectura a esta posibilidad que, por ley probabilística, tiene un 33'3% de posibilidades de producirse. Todos tenemos en nuestra mente, en nuestra motivación y en nuestro vocabulario la palabra GANAR; es más aquél que utilice la palabra perder es poco menos que sacrificado o encasillado en el pelotón de los malos.

Cuando eres el entrenador de un grupo de deportistas has de estar preparado para a su vez poder preparar, valga la redundancia, en este caso necesaria, a tus jugadores para todo. Ésto es, realizar los méritos y sacar máximo rendimiento para llegar hasta la meta de la victoria y, cómo no, sacar lecturas positivas, grandes lecciones y reconocimiento de los méritos del rival en casos de derrota. Al ser humano, incorformista por naturaleza, le cuesta aceptar esta situación aunque sea ley de vida y del deporte. A pocos he visto salir después de una cita importante reconocer los errores propios así como lo bueno que haya podido hacer tu rival.

Quien no falla casi nunca a esta cita con los valores auténticos del deporte es Rafa Nadal. Después de perder otro Grand Slam ante el nº1 actual, Djokovic, y después de haber soportado algunas malas artes del serbio (no me hace ni chispa de gracia sus procederes ni sus chistes a pesar de reconocer que es, sin lugar a dudas, el jugador más en forma del circuito), sólo ha tenido palabras de reconocimiento ante el juego de su rival y lo más importante, no ha restado ni un ápice el valor que le ha dado a su propio esfuerzo, dijo: "estoy contento porque he dado todo lo que tenía en este partido pero no ha sido suficiente para vencer a Djokovic" . Éstas son palabras de un campeón que ante su derrota más dolorosa sigue creyendo en sus posibilidades. Por algo es quien es. Gran ejemplo para el deporte y la vida misma.

Por mor de lo anterior quería hacer hincapié en algo que no me está gustando últimamente de Guardiola. No hace falta que confiese que soy admirador de su personalidad y, por supuesto, de su filosofía de fútbol (no por sus éxitos ni por los títulos obtenidos, que eso suele admirarlo todo el mundo, sino por su forma de entender y plantear el fútbol sobre el campo). Su mesura, su trabajo y su dominio del grupo siempre me han llamado la atención pero, como digo, me parece que está llevando su discurso (al menos el de las ruedas de prensa) a demasiados tintes de hipocresía. Veo que suele ensalzar mucho a sus rivales cuando creo que tiene posibilidades de salir victorioso (casi siempre) no ocurriendo lo mismo si ha perdido la contienda. Una cosas es ser políticamente correcto y otra caer en el error del exceso de elogio, signo inequívoco de entender que no siente lo que dice. A veces es mejor callar que elogiar en demasía si no caería en la comparación con Mourinho en la otra vertiente del río, ésto es, no callarse ni una y lanzar dardos a todo lo que se mueve (elogia sobremanera a Ibrahimovic cuando apenas lo utilizó en la temporada que lo tuvo en el Barcelona, habiendo costado 70 millones de €). Es mejor ser más natural y no pecar de exceso de caballerosidad que se puede entender como una falta de sinceridad.

No hay comentarios: