
Los investigadores siguieron el desarrollo de las yemas de los dedos de embriones de ratones machos y hembras mediante el trazado de la expresión de una red de genes implicados en la formación de cartílago. En los ratones, la proporción de los dedos es similar a la observada en las personas y persiste durante toda la vida.
Los científicos creen que, como ocurre con los ratones, las proporciones de los dedos de hombres y mujeres están determinadas por el equilibrio de las hormonas sexuales (el andrógeno masculino y el estrógeno femenino) durante el desarrollo embrionario temprano.
El descubrimiento proporciona una explicación genética de una serie de estudios que relacionan las proporciones de los dedos con rasgos que van desde el número de espermatozoides, la agresividad, la habilidad musical, la orientación sexual y la destreza deportiva a problemas de salud como el autismo, la depresión, los ataques al corazón y el cáncer de mama. «Las proporciones de los dedos son una firma para toda la vida de nuestro entorno hormonal temprano», dice el biólogo Martin Cohn. «Además de comprender las bases de una de las diferencias más extrañas entre los dos sexos, es emocionante pensar que nuestros dedos pueden decirnos algo acerca de las señales a las que estamos expuestos durante un corto período de nuestra vida en el útero. Hay una evidencia creciente de que varias enfermedades en el adulto son de origen fetal. Con los nuevos datos, hemos encontrado que los dedos reflejan la actividad prenatal de andrógenos y estrógenos».
En esencia, más andrógenos equivaldría a un cuarto dedo más largo proporcionalmente. Más estrógenos suponen un aspecto más femenino. Desde la época romana, se ha asociado popularmente el cuarto dígito de la mano con el uso de anillos. En muchas culturas, un dedo anular más largo en los hombres se ha identificado como un signo de fertilidad.
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