sábado, 13 de agosto de 2011

LA TIERRA PIERDE A UNA DE SUS SEMILLAS

Cuando se produce la pérdida de una persona, aunque ésta haya sido alguien que siembre el mal por donde pise (de esos te los encuentras a porrillos cada día), siempre suele encontrársele algo bueno, quizás por piedad. Este no es el caso de quien hoy nos ha dejado después de una larga enfermedad. Estos días se escucharán un montón de elogios hacia su persona y serán pocos. Yo era un niño y colaboraba con él en lo que en aquel momento denominábamos Semana Cultural. Sudábamos a la gota gorda poniendo escenarios (en el antiguo chiringuito de Joaquín) para actuaciones de cante flamenco y de humoristas locales como aquél "Lo que ni el viento se llevó", haciendo campeonatos de fútbol, baloncesto; aún recuerdo sus programas en Radio Juventud de Huévar, por supuesto, de flamenco. Era un apasionado y gran entendido del flamenco, de las costumbres de su tierra...era muy de aquí. Siempre le he escuchado ensalzar todo lo de su pueblo y hoy toca que nos volquemos con él haciéndole el homenaje que merece que no es otro que recordarle cada día y honrar su memoria. Era de esos que cuando se levantaba por la mañana y abría su ventana sonreía por sertirse afortunado al respirar este aire nuestro y poder ver nuestra luz. Sus refranes siempre se contaban por letras de sevillanas. Cuántas veces le escuché decir: "qué bien canta tu hermana, ¿por qué no la animas para que se presente a la copla?". Rociero de caminos polvorientos, siempre acompañado de su pañuelo al cuello, andaluz arraigado y campechano. Adios y hasta siempre, Fili, si siento que te vayas es por la semilla que dejarás de sembrar en esta tierra.

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