Muchos de vosotros os enfrentáis a intensas sesiones de entrenamientos, lo cual supone un verdadero esfuerzo para vuestro organismo. Es preciso que entendáis que el desarrollo de cualquier tipo de ejercicio físico debe ir acompañado, antes y después, de una alimentación cargada de nutrientes y energía, sobre todo después, ya que tenemos que recuperarnos del esfuerzo realizado. Al hacer un determinado ejercicio físico, nuestro cuerpo quema y suda grasa e hidratos de carbono para producir la energía suficiente para poder llevar a cabo esa actividad. Esto significa una pérdida considerable de nutrientes, lo que conlleva a que desequilibremos los niveles que tiene nuestro cuerpo. Tenemos que evitar dicho desequilibrio, ya que puede derivar, por ejemplo, en una mala recuperación muscular, un mal crecimiento de los tejidos, cansancio… Como veis, es preciso que nos pongamos manos a la obra y empecemos cuidando nuestra hidratación. Es aconsejable beber agua durante todo el día, sobre todo si tenemos entrenamiento, para la correcta eliminación de los compuestos nitrogenados de la degradación muscular, pues es necesaria una depuración del organismo. Es preferible ingerir alimentos ricos en hidratos de carbono y proteína con un bajo aporte de grasa a lo largo de las dos horas inmediatas al esfuerzo. En este tiempo el cuerpo está más receptivo y asimilará mejor los nutrientes. Si cumplimos con esto, se producirá una reconstrucción muscular que durará hasta 48 horas. Se aconseja: pasta, pan, patatas, cereales… Y para que nuestros músculos estén relajados y se recuperen cuanto antes es importante consumir alimentos ricos en potasio como pueden ser los plátanos, fruta deshidratada, verduras…
No hay comentarios:
Publicar un comentario