Su hipnótica mirada violeta se convirtió en símbolo del Hollywood dorado, y del glamour hecho mujer. Durante décadas Taylor fue conocida mundialmente como una de las grandes divas de la meca Su fama y glamour no dejarían de crecer. Durante las décadas de 1950 y 1960, Taylor se convertiría en una de las mayores divas de Hollywood, y su carrera despegaba paralela a su creciente celebridad.Comenzó a encadenar un papel tras otro, y participó en títulos que han pasado a la historia del cine como Gigante (1956), junto a James Dean y Rock Hudson- su amistad duraría toda la vida- o La gata sobre el tejado de zinc (1958), junto a Paul Newman-formaron una de las parejas más bellas del cine- un filme que le reportaría su primera nominación al Oscar. A lo largo de su carrera jalonada de premios (también ganó el BAFTA y El Globo de oro), se alzó con dos estatuillas por Quien teme a Virginia Woolf (1961) y por Una mujer marcada (1967), llegó a estar nominada en cinco ocasiones.Pero sin duda fue con Cleopatra, uno de los filmes que le reportó mayor fama, y donde su mítica belleza brilló especialmente- Bajo el marchamo de película más cara de la historia, este drama histórico hizo correr ríos de tinta. Por Cleopatra, Taylor fue la primera actriz que cobró la (para entonces astronómica) suma de un millón de dólares.Elizabeth Taylor, que fue nombrada Dama del Imperio Británico por la Reina de Inglaterra en 2000, pasó por quirófano al menos en treinta ocasiones y no por razones estéticas.Por su labor humanitaria recibió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, en 1992. Musa incombustible, este miércoles la mirada de la diva de los “ojos violeta”se apagaba para siempre.
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