lunes, 4 de enero de 2016

PIERDE EL FÚTBOL


Ando desde hace algún tiempo queriendo hacer denuncia de lo que creo tergiversa el reglamento y por ende la competición. Y no sólo en las altas alcurnias futbolísticas sino también en niveles aficionados. Se trata de lo que los "eruditos" del fútbol denominan "manejo de la competición", "matar el partido", "el fútbol es para listos" o "saber competir", y para mi no es más que un fraude competitivo.
Suele ocurrir normalmente en las segundas partes de cada partido. Una consecución de episodios como perder tiempo para poner en juego el balón, una protesta interminable, unas simulaciones continuadas, unos cambios cuya duración van más allá de al menos 2 minutos cada uno...todo con tal de que no se juegue prácticamente ni un tercio del tiempo estipulado.
Este tipo de comportamientos provoca actitudes desesperadas y castiga claramente al equipo que quiere jugar por la no comprensión que el juez del partido no se posicione a favor de lo reglamentado.
Bastaría una simple llamada al orden por parte del árbitro antes de cada partido con el siguiente mensaje: "aplicaré el reglamento para favorecer que se juegue". Esto sería, simulación: tarjeta, pérdida de tiempo: tarjeta, tiempo añadido: cuanto haga falta que completen los 90 reglamentarios.
Ahí está el kid de la cuestión. Por qué partido tras partido un árbitro no logra cortar este tipo de actuaciones repetidas cansinamente hasta la saciedad y por qué no tiene el valor de añadir 7, 8 o los minutos que considere que se han perdido o "no jugados"?
Respecto a este menester he tenido la oportunidad de preguntar a árbitros de distintas categorías y todos coinciden en lo que han de aplicar por prescripción superior: 30 segundos por cambios (cosa que no se cumple a poco que los dos equipos completen el cupo de cambios) y , a lo sumo un minuto mas que compense comportamientos antirreglamentarios que denuncio en este post  y que suelen darse, como digo, durante, primordialmente, los segundos tiempos.
En suma, los 3 o 4 minutos que se dan en la inmensa mayoria de los partidos.
Conclusiones claras: 1- no se aplica el reglamento, 2- se castiga y se maniata al equipo que quiere jugar, 3- se queda sin sancionar a quien hace la trampa y lo peor de todo, se queda la veda abierta para que estos comportamientos se conviertan en jurisprudencia para vulnerar el reglamento continuamente. Pierde el fútbol.

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