lunes, 4 de febrero de 2013

ACERTAR ES LA CLAVE DEL FÚTBOL

El fútbol es un juego eminentemente de aciertos y errores. Los más heterodoxos indagarán en el análisis del mismo buscando razones o explicaciones a las derrotas. Suelen aflorar en este tipo de análisis apelaciones a la suerte, al árbitro, así como supersticiones y manías. Todo ello meras excusas de quien no acierta. Porque, no me cansaré de decirlo, el fútbol es un deporte de aciertos y errores. Si aciertas más que hierras, ganas y si sucede al contrario, pierdes. Todo lo demás no deja de ser vanos análisis, bien de quienes se tienen que ganar la vida de ello o bien de aquellos que buscan vías de escape a las dificultades de la vida (por supuesto que la "gente de fútbol" entramos en ambos grupos muchas veces cayendo en la trampa del resto de la manada y no apelando a nuestra "presumible" condición tener un plus de conocimiento respecto al cualquier hincha cuya fijación gira en torno a adonde vaya el balón).
La diversidad de entendimiento de este deporte nos lleva a que cada uno tracemos un camino diferente para llegar en mejores condiciones y así buscar la manera más apropiada que, a la postre, nos permita acertar más que errar.
Siguiendo esta teoría, mi equipo de juveniles del C.D. Diez-Sanlúcar, en su partido en la localidad ribereña de Villaverde acertó más que erró y por eso nos llevamos los 3 puntos, con un resultado de 2-4.
Acertamos cuando leímos que nuestros rivales nos dejaron unos espacios que hemos ocupado para mostrar superioridad muy cerca de su portería (por eso logramos perforar la portería rival en 4 ocasiones y todas ellas de muy distinta manera).
Erramos en retener el balón en zonas donde había menos espacios y era fácil para el rival presionarnos así como en entrar en un cuerpo a cuerpo que nada nos favorecía, cuando lo más lógico era buscar salidas en amplitud, más en un campo estrecho como aquél.
Con todo, como los aciertos superaron a nuestros errores, ganamos. Lo demás no deja de ser meras superficialidades que forman parte de este juego y cuya asunción evitaría más de un disgusto de aquellos que sólo encuentran sosiego en la práctica extendida de la búsqueda de excusas y justificaciones de un juego que premia a quien mete más goles que el rival.

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