lunes, 17 de septiembre de 2012

SABER GANAR


Muchos entrenadores así como personal técnico y formativo no tiene en la mente y en su discurso otra cosa que inculcar a sus chicos el aprendizaje de "saber perder", saber reconocer deportivamente el mérito de tu oponente así como hacer un ejercicio de autoanálisis en el que se haga una apreciación de los errores propios. Pero pocos, muy pocos, desde la formación hasta la élite saben ni están preparados para "educar" a su equipo, ni mucho menos prepararlos para cuando llegue la época de victorias, esplendor y éxito. En estas épocas suele aflorar todo tipo de mensajes positivistas, desde dentro y desde fuera, para engreimiento y agrandamiento del personal así como un acomodo al elogio que a corto plazo te sube la adrenalina y en más altas dosis la autoestima pero que un poco más adelante es un arma arrojadiza infalible que conduce a la más absoluta ignominia, indiferencia, olvido o fracaso. Para caminar, hay que hacerlo con los pies en el suelo y no utilizando las alas porque, tarde o temprano, los mismos que te las ha puesto y te dan golpecitos en la esplada, se encargan de cortártelas.
En el fútbol, una victoria no pensando en una posible posterior derrota es tan efímera como duradera pueda llegar a ser la derrota si no llego a apreciar lo anterior. En este juego tan maravilloso y de tanto entramado psicológico, estratégico, táctico y de inteligencia; cuando atacas, has de prepararte para sacar todo el rendimiento de tu acción así como estar presto por si te sale mal y has de defender rápidamente. Lo mismo, al contrario, ocurre cuando estás defendiendo y robas el balón, el chip hay que cambiarlo continuamente para dar respuesta a lo que acontece en el juego. Eso es para mi jugar bien al fútbol, no sólo dar buenos toques al balón. Y eso es, a la postre, lo que te permitirá estar más cerca de la victoria.
Y cuando éstas llegan es cuando el futbolista, como parte de un conjunto y su conductor o entrenador han de pensar en mantener el nivel que le ha llevado hasta ahí, en evitar acomodamientos al elogio fácil, en respetar aún más a tu rival (allá ellos quienes con sus cánticos y vanas celebraciones ríen de derrotas ajenas y allá el responsable que les otorgue permiso para ese tipo de conductas); en definitiva, eso es estar preparados para ganar; eso es saber ganar.
Todo lo que no sea la prestación a este trabajo continuo de adaptación para lo que pueda acontecer un segundo más tarde y vivir de las rentas del presente te pasará factura haciendo que la caída sea aún más dolorosa, no sé si en todos los ámbitos de la vida, pero en deporte, seguro.

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