Este fin de semana comienza la liga española de fútbol, la que le dicen ahora BBVA. Comienza una liga loca por los precedentes que trae consigo con un notorio desequilibrio de fuerzas entre los dos grandes transatlánticos y el resto de equipos aderezados por la actual crisis que hace que el margen de maniobra queden en entredicho porque apenas se puede hacer movimiento alguno por reforzar las plantillas. Basta sólo observar algo crudo para nuestra liga (ya me he manifestado en este sentido en otros post) como es que nuestros mejores jugadores reciban suculentas ofertas de otras ligas para marcharse buscando nuevos caminos. De nada sirven las pataletas ni los golpes de pecho de amor eterno al club si no consiguen resolverte tu vida, al menos la futbolística. A los casos de otros años, se unen los Cazorla, B. Valero, Llorente, Javi Martínez, Beñat (éstos a punto de salir). Sus destinos, están claros, la Premier, la liga francesa, la alemana y hasta la rusa, con un denominador común claro: son ligas solventes, sus clubes no están endeudados. Por supuesto que existe una desigualdad en el reparto de las cantidades por derechos televisivos inconcebible pero también nuestros clubes deben entonar el mea culpa por su gestión desastrosa durante años. Y por si fuera todo ésto poco, encima los operadores televisivos nos anuncian que veremos fútbol a todas horas sin prácticamente pensar en el televidente, el espectador que va al campo (sobre todo, los niñ@s) ni los horarios intempestivos (habrá partidos los viernes, los lunes a las 23'00 y los domingos yo qué sé a qué horas). En fin, una liga loca.
También mañana comenzará una Vuelta casi olvidada aunque sigue siendo una de las 3 grandes rutas en bicicleta con Tour y Giro. pero el tirón que tenía antes, ni mucho menos. Eclipsada por el fútbol, la nueva fecha elegida y la renuncia de grandes ciclistas, la Vuelta ha perdido un interés que nunca debió perder. Sólo nos queda ver la vuelta de nuestro mejor ciclista, Contador y poco más.
No nos damos cuenta y todo está en manos de grandes empresas, ya sean televisivas, comunicativas o políticas que manejan todo a su antojo (horarios, ingresos, etc..) y todo con el fin de ganar y ganar dinero a costa de millones de personas a los que nos apasiona el deporte y nos sentimos manipulados por el antojo de estos magnates.
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