miércoles, 25 de julio de 2012

LA MOVILIDAD EN EL FÚTBOL, NO ES SÓLO UN ASPECTO CONCEPTUAL

Hay ocasiones, cuando un entrenador se dirige a su grupo para repasar los conceptos a aplicar sobre el campo o bien analizar los posibles errores a corregir, uno de los aspectos donde se incide más es en la movilidad. Solemos decirles a nuestro jugadores: nos falta movilidad; si no estamos activos en cuanto a movimientos no podemos sorprendera njuestros rivales ni crear desconcierto......y es cierto todo ello pero, ¿es sólo un concepto que hay que "refrescar" en vestuarios y en campos de entrenamiento, o es algo que requiere más profundidad?. Por supuesto lo segundo. Muchos entrenadores obligan a moverse a sus futbolistas y estar activos en actividades técnico-tácticas de entrenamiento pero hay otros factores como que cada jugador "lea" en qué momento ha de moverse y adónde, en función de la posición y el mismo movimiento del resto de compañeros. Ésto se consigue con mucho entrenamiento, con mucho conocimiento del juego y de la idea implantada por el entrenador. También es factor importantísimo que los jugadores tengan la seguridad y la claridad de decisión para ejecutar dichos movimientos así como una gran frescura mental que le permita disfrutar en el esfuerzo físico de ir adonde debe ir. En definitiva, lo he dicho en multitud de ocasiones, el fútbol es como el ajedrez en el sentido que hay una serie de piezas sobre un tablero (campo de fútbol) donde estas piezas y su movimiento (movilidad) tienen la llave para conquistar los espacios a tu rival, sorprenderles y superarles, con el fin de apoderarse del rey (gol) y ganar. Siempre les digo a mis jugadores que si son capaces de crear superioridad en todas las zonas del campo, tanto cuando somos poseedores del balón como cuando no, es síntoma inequívoco de que somos ganadores del partido. La clave está en saber cómo hay que moverse, en qué momento y con qué velocidad para alcanzar esta superioridad para sorprender al rival. El código de esta clave, cada entrenador tendrá la suya; yo, por supuesto tengo la mía.

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