sábado, 19 de noviembre de 2011

EL DÍA ANTES

En mi escritorio, entre folios en los que dibujo campos de fútbol, posibles jugadas, alineaciones y claves que no se me pueden escapar cuando mañana me dirija a mis futbolistas en el vestuario y durante el encuentro, preparo el próximo partido y todo lo que rodea al mismo. Este ritual nunca me falta, se trata de una liturgia para mi. Disfruto con ello y mucho más si me sale todo lo que tengo preparado. Por supuesto (ya lo he dicho en miles de ocasiones), todo ésto no hace ganar partidos pero nadie me quita que haga esta visualización de lo que creo puede ocurrir y adelantarme con posibles soluciones a problemas así como diseñar un plan para sorprender a mi rival. Es un juego y cabe especial relevancia preparar bien todo lo que pueda acontecer.
Mañana, cuando os haga la crónica de lo sucedido, si ganamos, pasará desapercibida mi reflexión (ojalá sea así) y si perdemos, reirán y dirán que para qué me ha servido tanto ritual, al fin y al cabo, cada día me acuerdo más de la parábola del burro. Con todo, creo que un entrenador que se precie, debe acompañar un gran trabajo durante la semana con su equipo, en el que debe dejarse la vida, unos ratos de soledad en los que prepara mentalmente todo lo que cree que ocurrirá. Mi deber es hacer partícipes a mis futbolistas de toda la pasión que me hace sentir el fútbol así como que me vean capaz de hacerles llegar mi mensaje y se sientan parte del mismo. Mi reto (ya se lo hago llegar al equipo en cada tarea del entrenamiento) no es más que hacerlos mejores futbolistas y que su contribución al equipo sea progresivamente más importante. Todo lleva un tiempo pero estoy seguro que lo conseguiremos. Mañana seré "un futbolista más" en cuanto a la emoción que viviré así como espero estar a la altura requerida en cuanto a la dirección del equipo, pero hoy, el día antes del partido, me siento en éxtasis desde este escritorio desde el que escribo, contando lo que puedo vivir imaginando lo que ocurrirá en el partido de mañana. El fútbol da mucho que hablar el día después, si atendemos al relato de lo que ha ocurrido, pero el día antes es especial para un entrenador y en mi caso, me apasiono de la misma manera que me siento afortunado de llevar el fútbol en mis venas.

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