LUNES SANTO, BUENO PARA COMO SE PRESENTABA

Los augurios de mal tiempo no impideron que las Hermandades se decidiesen a realizar su estación de penitencia. Sólo el Cautivo del Polígono decidió no salir (sus razones tenía). La amenaza continua de lluvia fue el mejor acelerador para que apenas hubiera retraso y mi Hermandad del Museo se luciera como cada noche de Lunes Santo. Fui durante 6 años bajo las trabajaderas de la Virgen de las Aguas y cada vez que llega este día me invaden los recuerdos y la emoción los buenos momentos vividos. Todavía conservo muchísimos amigos de esa cuadrilla a los que deseo suerte, cada año, antes de la salida. Son imborrables las sensaciones de la salida, entrada en Campana, el paso por la Catedral, el Andén o la vuelta "ya moribundo" por Alfonso XII. Lo que se vive bajo el paso sólo lo saben los que habitan por unas horas ese lugar. Una vez cumplimentada mi etapa como costalero en Sevilla (el trabajo y otras ocupaciones hicieron que tuviera que desistir de seguir acudiendo), sólo me centro en hacer todo lo que pueda para que, con la ayuda de mis compañeros, cada Jueves Santo, sea especial en el pequeño paraiso que tenemos en la "sala de máquinas" que son las trabajaderas del paso de la Virgen de la Sangre.