Aún recuerdo cuando era pequeño y echábamos nuestros partidos en la calle cómo nadie quería ponerse de portero. Era una posición en la que nadie disfrutaba porque sólo recibiría balonazos, es más, el pobre menos dotado debía conformarse, para jugar, acceder a ponerse en la portería. El portero era sólo "el muñeco" que hacía de estorbo u último obstáculo para que el balón no entrase en la portería.
AFORTUNADAMENTE la regla cambió, el portero no podía coger el balón con la mano tras cesión de un compañero. El fútbol, AFORTUNADAMENTE, adquiere hoy día una mayor dimensión para el espectador y para el juego en sí por este hecho.
En cuestión de poco tiempo, el portero es el máximo especialista del equipo no sólo para impedir que su equipo reciba un gol y tenga un área de acción para utilizar las manos sino que pasaba a ser en un futbolista más del equipo en la utilización del pie.
Facetas como el inicio del juego, golpeos cortos, medios o largos precisos u oxigenación de los compañeros cuando se vean en aprietos son aptitudes, AFORTUNADAMENTE, inherentes al juego hoy día, no en vano, es el único jugador de campo que continuamente ve el juego de cara.
Ocurre que la introducción de esta ventaja para el devenir de las acciones futbolísticas pueda llegar a una sucesión de fallos que, evidentemente, se tornan catastróficos ya que ocurren cercanos a la portería defendida. Mala lectura del portero, mal control, no existencia de lineas de pases claros, excesos de confianza, mal posicionamiento o perfilación...hacen que los amantes del fútbol de otrora se froten las manos ante la "atrocidad" de enviar el balón al portero.
Llegados a este punto, es cierto que son demasiados los errores propiciados por mala praxis del portero en los casos mencionados pero ¿cómo se corrige?, ¿pegando el patadón o forzando a que sea el portero quien lo haga?, ¿qué conseguimos?, evidentemente dos cosas, 1-que el balón es recuperado por el equipo contrario y 2-que hemos dado imagen de debilidad respecto a la presión rival.
En mi opinión es importantísimo entrenar convenientemente este tipo de acciones haciendo ver a tus jugadores que eres poseedor del balón, que tienes la posibilidad de hacer pases certeros y seguros, que el rival no lo tiene y lo quiere y que está dejando multitud de espacios al venir tan cerca de nuestra portería a buscarlo.
Fundamental resulta el posicionamiento en amplitud de nuestros centrales y en profundidad de nuestros laterales, unido al movimiento en desmarque de apoyo de nuestros centrocampistas, las opciones de salida se multiplican y los objetivos quedan alcanzados con salidas "limpias" de balón, permitiendo situaciones de superioridad en zonas de creación y finalización y, por supuesto, un rival vencido física y mentalmente ante la imposibilidad de quedarse con la joya de la corona, la pelota.
En estos tiempos en los que los entrenadores, en su debilidad de que puedan producirse fallos cercanos a nuestra portería, mandan a sus porteros a "escupir" balones "como sea", no consiguiendo otra cosa que hacer temblar las piernas de uno de sus jugadores franquicia, su portero, y la serenidad supuesta del resto del equipo para la buena lectura del juego, yo apelo-apuesto al PORTERO-JUGADOR.
No hay comentarios:
Publicar un comentario