lunes, 24 de noviembre de 2014

LA GUINDA DEL PASTEL


De tod@s es sabido que la competición tiene multitud de matices y variables que has de tener controlados o al menos estar cerca de su control para que el resultado sea fiel reflejo de lo que pongas en juego. Siendo así, cada partido es una afrenta energética en todo lo ancho de esta palabra y puede ocurrir que incluso poniéndolo todo lo pierdas todo. Muchas veces un simple detalle es definitorio de un resultado pese a muchísimos minutos de hacer muchas cosas bien, grandeza ésta de un, mas que repetido por mi parte, juego que no entiende de injusticias o justicias, solo de aciertos y errores.
Siempre suelo decir que hay partidos que incluso ganándolos estás empezando a perder el siguiente y viceversa por las sensaciones que se den sobre el campo.
En este Salteras 0- Atco. Sanlúcar 0 hay multitud de connotaciones reflejadas en este marcador. Es cierto que nos hemos llevado un punto de un campo complicadisimo por ser Salteras un buen equipo asi como por idiosincrasia del numeroso público que acude a animar a los suyos aunque en nosotros ha quedado una sensación de amargura por no haber obtenido 3 puntos que fueron los que buscamos en todo momento.
Nuevamente se ha mostrado mi equipo muy bien organizado a nivel defensivo con buena presión para robar en lugares preestablecidos así como ejerciendo multitud de ayudas para cerrar espacios. Grande el trabajo de todos por mantener el orden y el rigor defensivo.
Sin embargo, en la elaboración de un pastel cuenta, por supuesto, mucho tener buenos ingredientes y un buen método para que salga delicioso aunque seguro que cuando se ponga a la venta se llevarán primero el que tenga su guinda y eso fue lo que nos faltó poner a este partido para que nuestro casillero no quedara en 0.
Somos un equipo que jamás renunciamos a atacar en todos los minutos del partido; tampoco jamás (lo hacemos por convencimiento) especulamos con resultado alguno, hasta el último segundo de partido lo intentamos e intentamos; nunca nos damos por vencidos y eso es algo innegociable y elogiable de un plantilla de chicos jovencísimos pero cuyo orgullo está labrado en piedra.
Seguimos caminando.

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