Da igual que Rafa Nadal no haya vencido en el Open de Australia ni conseguido su Grand Slam número 14. La lección que ha vuelto a dar es nuevamente para recordarlo. Cómo un deportista ha jugado casi a 40 grados cada partido, con la mano ensangrentada y nada ha sido obstáculo para su fortaleza mental ni tenística; ni siquiera ha querido, como los auténticos deportistas de verdad, que fuese motivo de excusa alguna.
Jugaba esta final sin poder dar un paso por un problema de espalda y dignificando la victoria de su rival y elevando una vez más a los altares más sagrados los valores del sacrificio y la superación, ha aguantado, incluso ganando otro set, desafiando las leyes naturales.
Qué más decir de este portento mental para el deporte. Su ejemplo constituye y ojalá se enmarque para la eternidad como algo sublime para el deporte y su resistencia a ser vencido como un valor para la vida.
Todos deberíamos tener una foto de Rafa Nadal en nuestra cabecera para recordarnos cada día que nada en la vida es obstáculo a tus propósitos y todo es alcanzable con gran sacrificio, aunque sea extremo como su caso. Por eso, Rafa Nadal, aunque pierda siempre ganará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario