Este que ven es el obsequio que he recibido por parte de mis jugadores y los padres de los mismos y el que colocaré con todo mimo en un lugar privilegiado de mi casa.
Es costumbre que al final de temporada nos hagamos regalos mostrándonos el cariño que nos profesamos entre todos, los entrenadores con los jugadores, los padres y jugadores con los entrenadores. Es muy bonito terminar la temporada, poder obsequiarnos con un pequeño presente y sellarlo con un abrazo. Aunque ésto último no he podido completarlo ya que el día destinado a tal efecto (Fiesta Clausura del club) me encontraba en el Congreso de Málaga.
En mi caso particular, siempre salgo bien parado de este cariño en forma de regalo por parte de mis jugadores y sus familiares lo cuál valoro y agradezco enormemente. Un año más ha sido un placer la convivencia con este magnífico grupo de chicos y con unos padres que, también siempre, son ejemplo de compromiso, de constancia y de respeto.
Igualmente, por parte del club, los entrenadores también recibimos (éste que ven) nuestro regalito por formar parte de esta familia. Es un placer en todos los sentidos poder trabajar y desarrollar la labor que más te gusta en el C.D. Diez-Sanlúcar, club del que en los 8 años que he militado, no he recibido diariamente más que admiración, respeto, trato exquisito, reconocimiento y mucho cariño; por lo que, por mi parte no cabe otra cosa que entregarme, también diariamente, en cuerpo y alma como lo he intentado hacer.
Al club y su director, J.M. Prieto, a mis compañeros entrenadores, en especial a Antonio por estar conmigo y con su equipo juvenil todo el año, a mis jugadores y sus familiares, a todos, les estoy profundamente agradecidos.
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