A la espera de, como ven, ser demolido, San Mamés, la vieja Catedral dice adios al fútbol, adios a ese olor a hierba del norte tan característico y adios para siempre a que unos jugadores con indumentaria a rayas levanten pasiones en un escenario mítico por muchos motivos.
Seguro el nuevo estadio irá acorde con los tiempos en cuanto a vertebración de esa zona de la ciudad, en cuanto a una infraestructura moderna y vanguardista pero también es verdad que ese halo de campo mítico, respetado y encumbrado por todo quien haya vivido un partido allí también se perderá.
No sé si es mi apreciación pero echo de menos algún fasto de más calado o magnitud para despedir este estadio de leyenda. En poco tiempo será derruído y ya sólo quedarán los recuerdos. En el mío, puedo decir, que quedará un escenario mítico para el fútbol. Hasta siempre San Mamés, hasta siempre Catedral.
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