Todo buen deportista está obligado a encarar y aceptar cualquiera de los 3 resultados posibles en una contienda, o ganamos, perdemos o empatamos. La diferencia entre los buenos y los malos deportistas es no aceptar de antemano que cualquiera de estas circunstancias pueda darse.
Era la primera vez en mi vida que me disponía a preparar y disputar un partido que sólo tuviera de duración 17' y a la vez me suponía una extraordinaria motivación para indagar aun más en mi así como exigirme el máximo para aprender de esta situación extraña.
Ese tiempo es lo que quedó por disputar de aquel partido que provenía de hace una semana cuando tuvo que suspenderse por un aguacero atroz que dejó el terreno de juego anegado.
Y como digo, era motivador poder preparar estos minutos y resolver, desde las armas que tiene uno como entrenador, todas las dudas así como trazar un plan para salir victoriosos.
Sabíamos que ellos saldrían con la consigna de meter balones a toda costa en nuestra portería a partir de envíos desde cualquier lugar, también sabíamos que eran pocos minutos para decantar fuerzas ya que estarían intactas, como también que habríamos de estar muy concentrados para abortar cualquier manifestación de peligro rival.
Nuestra misión y nuestro plan también estaba claro y así lo hemos entrenado durante varias sesiones. Aprovecharíamos los posibles desajustes de ellos al descompensarse con balones largos. Estos espacios habían de ser ocupados por los nuestros en transiciones muy rápidas para jugar en su campo el mayor número de minutos posible, asociándo con un buen número de jugadores nuestros en esos espacios. Siendo así, los ataques con pocos toques y habilitando siempre a nuestros jugadores de banda debían ser elementos diferenciadores y nuestras armas elegidas para decantar a favor nuestra la balanza.
Bajo estas premisas y la concienciación de la importancia que suponían ser la intensidad de juego, una extraordinaria concentración para no fallar en nuestras acciones así como otros elementos como un calentamiento adecuado y una gran motivación, todo lo hemos entrenado en secuencias de juego bien diferenciadas (incluso hasta desde la superación que ¡que incluso nos marcaran!). Para mi ha sido muy motivador y de un extraordinario aprendizaje personal preparar esta fracción de partido. He disfrutado mucho durante las sesiones previas.
Y llegó la hora de ejecutar todo lo preparado y.........nada ha salido. Hemos sido superados por el acierto de nuestro rival. Han sido ellos quienes nos han dominado, quienes han creado las situaciones de peligro, quienes han lanzado 3 córners en tan poco tiempo, quienes han disparado a nuestra portería, quienes han jugado casi 15' de los 17 en nuestro campo, quienes han marcado y por consiguiente quienes han obtenido 3 merecidos puntos. Ha sido una gran decepción para todos volver a no conseguir ni un punto (más cuando minutos antes de la suspensión prácticamente teníamos ganado los 3) pero más, si cabe, para mi aunque 100 veces que tuviera que preparar un partido así, 100 veces que repetiría el mismo procedimiento. Ha sido un palo no obtener nada de lo invertido pero hay que aceptarlo.
Sólo 5 partidos nos restan para finalizar la competición y en la balanza anual de alegrías y tristezas, siento decir que estas últimas han alcanzado a las primeras. En cualquier caso, mi matrimonio y por ende mi fidelidad con el fútbol es para toda la vida y ningún resultado podrá perturbar "lo que nos queremos".
No hay comentarios:
Publicar un comentario