No me cansaré de repetir que el fútbol es el juego más rico de todos en cuanto a la incertidumbre que puede llegar a suscitar el acontecer de cada jugada así como lo aventurado (entiéndaseme que utilizo este término totalmente alejado de la suerte o el azar y muy cercano al abanico de variables que ofrece el mismo juego) de un resultado final.
Seguro que en muchos surge el sesgo analítico de una palabra prohibida para mi como SUERTE si digo que hemos ganado 0-1 en Gines marcando en el minuto 2 de descuento habiéndose otorgado 3.
Fue bonito y atractivo el juego desplegado por ambos equipos. Ellos jugaban en su inmenso campo de juego y era normal que nos apretaran. Nosotros, con una gran primera parte, demostramos todo nuestro potencial interpretativo del fútbol aunque, casi como norma en mi equipo, no se tradujo en goles nuestro dominio. En la 2ª parte cambió la decoración, Gines nos apretó todavía más y se jugaron muchos minutos en nuestro campo; nuestra solidez defensiva no daba tregua para que se acercaran en demasía. Y cuando las fuerzas en las piernas flaqueaban para ambos y las ideas eran menos lúcidas, nos encomendamos al arreón final en el que juegas a la cara o la cruz; o marcas porque sacas todos los "aviones" al combate o sucumbes por no poder ocupar los espacios defesivos arriesgados. La "frescura" de algunos de nuestros jugadores en estos minutos aderezado por nuestras imperturbables ansias de sumar 3 puntos cada partido propiciaron que en una jugada final el balón besara la red. Fue marcar y pitar.
Quien se sorprenda de que ésto pueda ocurrir, quien se lamente en demasía por no estar preparado para ello (en caso del perdedor) o quien se exceda en su euforia llevándola más allá en el tiempo que a la simple celebración del partido en sí, siento decirle que le queda grande este juego.
Seguro que en muchos surge el sesgo analítico de una palabra prohibida para mi como SUERTE si digo que hemos ganado 0-1 en Gines marcando en el minuto 2 de descuento habiéndose otorgado 3.
Fue bonito y atractivo el juego desplegado por ambos equipos. Ellos jugaban en su inmenso campo de juego y era normal que nos apretaran. Nosotros, con una gran primera parte, demostramos todo nuestro potencial interpretativo del fútbol aunque, casi como norma en mi equipo, no se tradujo en goles nuestro dominio. En la 2ª parte cambió la decoración, Gines nos apretó todavía más y se jugaron muchos minutos en nuestro campo; nuestra solidez defensiva no daba tregua para que se acercaran en demasía. Y cuando las fuerzas en las piernas flaqueaban para ambos y las ideas eran menos lúcidas, nos encomendamos al arreón final en el que juegas a la cara o la cruz; o marcas porque sacas todos los "aviones" al combate o sucumbes por no poder ocupar los espacios defesivos arriesgados. La "frescura" de algunos de nuestros jugadores en estos minutos aderezado por nuestras imperturbables ansias de sumar 3 puntos cada partido propiciaron que en una jugada final el balón besara la red. Fue marcar y pitar.
Quien se sorprenda de que ésto pueda ocurrir, quien se lamente en demasía por no estar preparado para ello (en caso del perdedor) o quien se exceda en su euforia llevándola más allá en el tiempo que a la simple celebración del partido en sí, siento decirle que le queda grande este juego.
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