Consumatum est. Lo que tenga que ser, será; al menos nosotros ya estamos preparados.
Nuevamente nos enfrentamos a una incertidumbre que hace la víspera tan inestable como las previsiones meteorológicas. Entretanto, este viernes hemos finalizado los ensayos preparatorios y dado el pistoletazo de salida de lo que todos pretendemos sea una Semana Santa llena de emociones para guardar en el libro particular de cada uno. En mi caso, serán 24 años (el año que viene, si Dios quiere, serán mis Bodas de Plata en el costal) los que cumpla en la sala de máquinas, como suelo decir, del paso de la Virgen de la Sangre, junto a mis compañeros y amigos de toda la vida.
Algo más viejo, eso sí, con la quietud y sosiego para ver las cosas de otra manera que te dan los años pero con una ilusión tremenda de volver a vivir grandes momentos ahí donde la gloria se saborea pasito a pasito.
mi hermano y yo, como otros muchos compañeros, sumamos muchos años bajo las trabajaderas y siempre con la ilusión del primer día
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