Entre tanta mediocridad imperante, de vez en cuando salen genios en todas las artes y disciplinas en las que el ser humano pueda desarrollarse, en el deporte, investigación, ciencia, medicina, la música... y este es nuestro caso. hablamos de un prodigio al piano: Lang Lang.
Desde que le rechazaran en el conservatorio siendo niño y su padre le invitara a suicidarse por ello, Lang Lang lleva años sin despegar sus dedos del piano. Con cinco años dio su primer recital público, un comienzo precoz y más que prometedor de la mano de una dura infancia con seis horas al día de aprendizaje y ensayo. Cóctel que ha hecho de él un mago del piano y que le ha encaminado a la cúspide del éxito a nivel mundial, y no por amenaza, sino por convicción. Su niñez está plagada de premios, secundados por un sufrimiento que hizo de Lang Lang ser un niño con aptitudes y responsabilidades diferentes a las de los otros niños. Esta angustia le ha servido para ser lo que tanto anhelaba él y su familia: el mejor pianista del mundo.
Con tan solo 29 años ya es admirado, querido y reclamado en todo el mundo. La garra con la que interpreta su música no le es indiferente a nadie, por esta razón ha interpretado piezas con la Filarmónica de Berlín ante 20.000 personas, entre otros importantes eventos a nivel mundial. Ha tocado con los directores más reconocidos y ha ofrecido conciertos en cientos de lugares, algunos insospechados.
Los halagos y reconocimientos le han servido para colocarse como una de las personas más influyentes del planeta. Basta recordar su actuación en la ceremonia inaugural de los XXIX Juegos Olímpicos de Beijing, todo un hito.
Su prestigio y destreza en el piano, que ha conseguido a base de una infancia dedicada en cuerpo y alma a la perfección, ha inspirado a más de 40 millones de niños chinos a aprender a tocarlo, lo que le otorga el título de símbolo de la juventud y el futuro de China. Este reconocimiento, conocido como “el efecto Lang Lang”, confirma su fuerte influencia cultural.
«Brillante, luminoso y educado» es el significado de su nombre, toda una premonición que le ha convertido en un auténtico fenómeno de masas.
Con una sustitución en 1999 comenzó el descubrimiento de su talento en el Festival “Gala de la Centuria” de Ravinia, en el cual tocó el Concierto para Piano n.° 1 de Tchaikovsky con la Orquesta Sinfónica de Chicago (dirigida por Christoph Eschenbach). Desde entonces comenzaron los primeros elogios y la creencia en su poderosa capacidad frente al piano.
Aclamado en todo el mundo, Lang Lang no tiene crítica mala, sino que solo cosecha éxitos allá por donde va, siempre acompañado de su amigo fiel al servicio de la música: el piano.
Al pianista Lang Lang no se le debe pasar por alto para tener un buen conocimiento de la música clásica china actual. Es reconocido, si no como el mejor, como de los mejores pianistas a nivel mundial. El periódico de New York Times lo calificó como el “artista más exitoso en el planeta de la música clásica”. A sus 29 años ha tocado recitales y conciertos en las principales ciudades del mundo y es el primer pianista chino en ser contratado por la Filarmónica de Viena, la Filarmónica de Berlín y todas las orquestas americanas más importantes, según recoge su página web oficial.
Lang Lang apareció recientemente en la lista de la revista Time como una de las cien personas más influyentes del mundo. En 2008, más de cuatro millones de personas vieron la interpretación de Lang Lang en la ceremonia de inauguración de los XXIX Juegos Olímpicos de Beijing, donde fue visto como un símbolo de la juventud y el futuro de China. Este prestigio ha inspirado a más de 40 millones de niños chinos a aprender a tocar piano clásico un fenómeno acuñado por The Today Show como “el efecto Lang Lang”. Reconociendo su poderosa influencia cultural, en 2008 The Recording Academy le nombró su Embajador Cultural de China. Más recientemente, Lang Lang ha sido elegido como embajador oficial en todo el mundo en la Expo de Shanghai 2010, tocando en la ceremonia inaugural.
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