Estos días, cuando nos hacemos a la cama para descansar, no solemos cerrar los ojos completamente, o mejor no queremos dormirnos tan rápido. Los campanilleros pasarán por nuestras casas para dejar en el silencio de la noche esos villancicos que despierta en muchos alegría y algunos de nosotros añoranzas de tiempos pasados. Como todo, porque es ley de vida y así debe ser, son gente joven los que renuevan el grupo con el objetivo de que estas tradiciones se conserven, dejándose la garganta en las frías madrugadas. Desde aquí quiero mostrar todo mi apoyo a estos chavales para que lo sigan haciendo tan bien como lo hacen y sigan la senda que debe marcar siempre los Campanilleros de Huévar.
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