
Empezamos con la alimentación. Estamos de acuerdo en que de vez en cuando hay que darse un capricho, pero ¡que no se convierta en una costumbre! Si cometemos excesos luego nos regiremos por el principio de compensación, es decir, las otras comidas que hagamos en el día deben ser más livianas y bajas en calorías.
También llegar a un equilibrio entre comidas dentro de casa y fuera en cualquier restaurante. Esta comida suele tener un mayor contenido en calorías que la que preparamos nosotros mismos y cuidado con los alimentos ricos en grasas saturadas (comida rápida).
El ejercicio físico es algo que no debemos olvidar tampoco en esta época del año, y es que es necesario que no nos quedemos parados en vacaciones, pues es un tiempo en el que podemos retroceder mucho en los progresos que hemos logrado a lo largo del año.
Una buena opción es desplazarnos a los lugares por nuestro propio pie, ya que tenemos tiempo y además será una buena manera de disfrutar del paisaje y de las atracciones turísticas que nos rodean. Y ya en playa o en la piscina, es muy recomendable pasar largo rato dentro del agua nadando y realizando diferentes actividades acuáticas que nos permitirán tener a punto los músculos y quemar algunas calorías extra que nos ayudarán a mantener nuestra salud.
Y sobre todo, ¡pásatelo bien! Ríe, corre, salta, canta, juega, baila, nada…
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