domingo, 12 de junio de 2011

LOS MOMENTOS DEL ROCÍO SON MILAGROS DE LA FE

Así comienza la letra de una sevillana de los Romeros de la Puebla: "los momentos del rocío son milagros de la fe y hay que estar ciegos del alma para no poderlos ver". De esa es de la mejor manera que se me ocurre en catalogar lo que se vive estos días en la aldea marismeña. Muchos podrán decir que si no hay vino ni diversión no existiría, pero también es justo mencionar que la protestación de fe es infinitamente mayoritaria. Es un fenómeno digno de estudio todo lo que allí ocurre.....el sitio emblemático, el entorno, la idiosincrasia del lugar, todo el misterio que encierra ese sentimiento, el camino....es algo inexplicable, por eso hay que vivirlo para catalogarlo.



Esta ermita que ven tranquila, será esta noche un hervidero de más de un millón de personas que llorarán, se emocionarán, rezarán, cantarán y, cuando menos, a nadie dejará indiferente


Hay alguien que está donde él quería, en las marismas eternas con su Virgen del Rocío. Seguro que no habrá perdido el tiempo en enseñar en aquel lugar a tocar la flauta y el tamboril como se tocaba de verdad, como lo hacía Juan Estenaza. Y tuvo que ser un día especial cuando dejara este mundo para acudir a los pies de la Blanca Paloma, el día que su Hermandad de Villamanrique tomaba el camino para la aldea; ¿quién sabe si anhelaba que su Hermandad lo condujera hasta allí?, lo que sí es cierto que es una coincidencia muy coincidente. Juan nos dejó el viernes y con él se fueron valores humanos difíciles de ver en los hombres, valores que ya no quedan en este mundo interesado e hipócrita. Era un hombre bondadoso y humilde. Pero humilde de verdad, porque la humildad no se promulga ni se presume, si de verdad se tiene, se es; la humildad se practica sin anunciarla y Juan era un hombre de esos que ya no hay. Descanse en paz, amigo Juan Estenaza, tamborilero como no habrá otro y persona de bien.

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