Se trata de un hombre que gracias a su talento y su compromiso con la ciencia, protagonizó importantes avances en dicha materia, mejorando la calidad de vida de todos nosotros. Alexander Fleming fue un aclamado médico y bacteriólogo británico, nacido en 1881 y fallecido un 11 de marzo del año 1955. Sus trabajos se centraron básicamente en la búsqueda de sustancias capaces de atacar a las bacterias que afectan al ser humano, con el objetivo de destruirlas sin causar daños en el paciente. Descubrió la lisozima, una enzima con propiedades antibióticas y que está presente en fluidos corporales como la saliva o las lágrimas. El descubrimiento que mayor prestigio le dio internacionalmente tuvo lugar en 1928, cuando, de forma accidental, unos cultivos de estafilococos que estaba preparando se contaminaron con Penicillium notatum, lo cual le permitió observar que alrededor del moho se formaban zonas circulares en las cuales no se detectaba presencia de bacterias. Sus trabajos posteriores lo llevaron a aislar, a partir del moho, una sustancia, a la cual bautizó con el nombre de penicilina, que se caracterizaba por su gran poder antibacteriano. Tal descubrimiento cayó en el olvido. No fue hasta la Segunda Guerra Mundial cuando H. W. Florey (farmacólogo australiano) y E. B. Chain (bioquímico inglés de origen alemán) lograron aislar y producir cantidades suficientes de penicilina como para aplicarla a la curación de seres humanos. La penicilina se convirtió en el primer antibiótico con aplicaciones prácticas de la historia y se abrió el camino a una auténtica revolución en la medicina del siglo XX. Fleming consiguió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1945, compartido con H. W. Florey y E. B. Chain.
No hay comentarios:
Publicar un comentario