Cuando un entrenador ficha por un equipo es señal inequívoca de que otro sale, ésta es la ley del fútbol. El entrenador siempre debe tener la maleta preparada y debe estar alerta a si se le cruzan los cables al dirigente o máximo accionista adinerado de turno. En el caso del Racing, el que sale es Portugal y el nuevo inquilino de ese banquillo es Marcelino. Por muchos olvidado y gran entrenador en la reserva que hasta ahora no tenía empleo, bien porque no pasaba por el aro en algunas propuestas recibidas o bien porque no le interesaba el proyecto que le ofrecían, en todas ellas sabias decisiones. Hay muchos entrenadores, y pocos equipos para entrenar así como mucha sinrazón y animosidad a cambiar de entrenador por parte de unos dirigentes, en su gran mayoría trasnochados y carentes de criterio a la hora de hacer germinar un proyecto. Así es este circo llamado fútbol. Igualmente podemos encontrar también por ahí el perfil de entrenadores que sacan pecho, narcisistas acérrimos para sí, presumiendo de batallas ganadas o aquéllos que miran por encima del hombro a los demás. El tiempo lo dice todo, pone a cada uno en su sitio y saca las verguenzas de todos estos "presumidores" para dejarlos en pelota picada cuando los planes no le van bien. He sido un seguidor de la carrera de Marcelino y me parece un gran entrenador, trabajador y perfectamente capacitado para sacar el máximo rendimiento a la plantilla que pongan a su cargo. Seguro que aportará muchas cosas para poder aprender de ellas y será, por tanto, bueno para el fútbol.
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