lunes, 14 de febrero de 2011

DESCARTES, UNA INVITACIÓN A FILOSOFAR

Reflexionemos sobre la vida. Efectivamente amigos, la noticia de hoy va sobre filosofía y nos acercamos a esta apasionante disciplina a través de una de sus figuras más reconocidas, René Descartes. Cita, por tanto, con nuestro mundo personal y sobre cómo concebimos todos los aspectos relacionados con la vida… ¡Continúa leyendo!. René Descartes fue un filósofo, científico y matemático francés, nacido en 1596 y fallecido un 11 de febrero de 1650 a causa de una neumonía cuando contaba con 53 años de edad. Muchos estudiosos de esta disciplina lo consideran como el padre de la filosofía moderna, su intención era aplicar a la filosofía los procedimientos racionales inductivos de la ciencia. Su pensamiento supuso una ruptura con el método escolástico dominante, que se basaba en comparar y contrastar las opiniones de autoridades reconocidas. Rechazó dicho método y determinó no creer ninguna verdad hasta haber establecido las razones para creerla. Partiendo de lo dicho anteriormente, expresó su famosa frase: «Cogito, ergo sum» («Pienso, luego existo»). Proponía descomponer los problemas complejos en partes progresivamente más sencillas hasta hallar sus elementos básicos, las ideas simples, que se presentan a la razón de un modo evidente. Además, creía en la existencia de Dios. Según Descartes, Dios creó dos clases de sustancias que constituyen el todo de la realidad: la sustancia pensante, o inteligencia, y la otra la sustancia extensa, o física. En 1637 fue publicada su famosa obra Ensayos filosóficos, que estaba compuesta por cuatro bloques: un ensayo sobre geometría, otro sobre óptica, un tercero sobre meteoros y el último, el conocido Discurso del método, que describía su pensamiento filosófico. Le siguieron otros títulos importantes como Meditaciones metafísicas (1641) y Los principios de la filosofía (1644). Terminamos con una de sus frases célebres para que reflexionéis sobre el siguiente tema: «Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás». Filosofemos tranquilamente…

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