miércoles, 21 de marzo de 2018

ÉSTO YA ESTÁ AQUÍ

 Cierto es que aún andamos tapados hasta casi las orejas del frío, que la abundante lluvia tiene a la población agazapada, que los naranjos aún no huelen a azahar y que la gente por la calle aún no tiene el entusiasmo de saberse de que ésto ya está aquí, pero lo está. Estamos en semana previa de lo que para los cofrades es lo máximo en cuanto a emociones y sentimientos. Y siendo así, tenemos un deber, a pesar de las cruces y penas que podamos acumular a lo largo del año, con nuestra gente, nuestra hermandad y nuestra devoción.
Todos los años adquieren carácter especial por la singularidad que debe dársele  pero este, si cabe es más significativo. Mi primo Manuel finaliza su exitoso mandato de 4 años al frente de la nave sangrista; José Pozo deja el martillo después de toda una vida dedicada a ello (de mi parte, me uno al gran reconocimiento que le ofreció mi Hermandad en la reciente comida de costaleros y le agradezco tantos años con nosotros); se une al proyecto un nuevo capataz del barrio hermano del Cerro, que junto a nuestro amigo Pepe llevará los mandos de nuestro emblemático paso de palio y, cómo no, también, mencionar la marcha de uno de los nuestros; uno de los buques insignia de nuestra cuadrilla, mi primo Diego, deja su costal para enmarcarlo en el mejor de los lugares de su casa. Te echaremos de menos y tu particular arenga "Costaleros de la Sangre".
Aunque también he de decir que otros muchos nos encontramos en la puerta de embarque. Algunos de la cuadrilla cumplimos la friolera de 29 Jueves Santos en la sala de máquinas y el cuerpo nos está avisando hace ya varios años...Borrego, Javi, un servidor.
Conscientes que otros compañeros, también de la vieja guardia, Ángel Luis, Pascual, Fernando Popa, mi primo Gonzalo, Antonio González,...son sustento importante de lo que es una cuadrilla consolidada; como lo son también los veteranos en el paso de Cristo, mi hermano Antonio, Juan Miguel, J. Antonio jaulón, Pinichi, Rafa, cuñado A. José...todos ellos capitaneados por el martillo de mi también cuñado Manolo, un crack, hacen que la salud de esta cuadrilla esté garantizada para el futuro.
Vívamoslo, pues, al máximo y que cada uno sea feliz a su manera.

 Retranqueo y pequeño ensayo para palpar últimas sensaciones

Esperanza y fe

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