jueves, 5 de octubre de 2017

EL MENSAJE Y SU TRANSMISIÓN

Ya es un logro que el Cholo Simeone vaya camino de ser el entrenador que más partidos ha dirigido a un club como el Atco. de Madrid, históricamente uno de los equipos con mayor inestabilidad de sus entrenadores.
Mayor aún instaurar en el ADN de la entidad una filosofía y una metodología de trabajo singular como es el Cholismo.
Desde mi punto de vista, en las últimas 3 campañas ha sido el mejor equipo de Europa a nivel defensivo. Algo que no está medido por el menor número de goles recibidos sino por el procedimiento colectivo para que no te marquen goles, para recuperar el balón antes y para no conceder espacios al rival que le permitan pensar y ejecutar.
Todo eso no se consigue, sin una idea de la que partir, sin un método que aplicar, sin una forma de entrenar y sobre todo, sin un liderazgo ejercido y asumido por todo el grupo. Liderazgo este, incuestionable e imperturbable sea cual sea el resultado del partido. Algo que refrenda aun más la cohesión de un grupo que, a la postre es la base de cualquier éxito, en este caso, deportivo.
Excepto en esta parcela defensiva, que sí me considero admirador de su idea, en el resto de parcelas futbolísticas no es que me sienta muy devoto de sus creencias. Creo un poco más en una búsqueda del ataque incluso si eso conlleva la desestructuración de la formación marcada, más en la sorpresa y en la improvisación que pueda llegar a alcanzarse desde el talento de los jugadores, no especulando con los marcadores...pero respetable que cada cuál tenga sus pensamientos.
Lo que es innegable e incuestionable, y ahí hay que rendirse, es su liderazgo y que sea la locomotora de un equipo que gira entorno a la luz que irradia. Ahí no hay lugar a dudas sobre quién tira los penaltis o sobre si alguien osa sacar los pies del tiesto de la normalidad grupal y privada de las 4 paredes de un vestuario.
Una falta de liderazgo por parte del entrenador es percibido inmediatamente por el grupo de jugadores constituyendo inexorablemente una fuga en la "línea de flotación del barco" y un síntoma claro de que no se es referencia ni en autoridad ni enseñanza deportiva para el jugador.
 Los códigos creados y asumidos por el grupo no son vulnerados a capricho, por moda, chulería o cualquier otra cosa que le venga en gana a ninguno de los integrantes del mismo. La jerarquía queda bien identificada, entrenador, jugadores y objetivos.
Soy estudioso de su trayectoria y su respuesta en los partidos y es de justicia decir que las mil batallas le han hecho ser un entrenador más completo y experimentado.
La guinda de su pastel está siendo cómo encara las derrotas a partir del reflote de esperanza y superación para el próximo envite. Ejemplos como las 2 finales de Champions perdidas o el reciente partido ante el Chelsea donde manifiesta sin tapujos la superioridad de su rival como buen deportista que se precie, práctica penosamente olvidada al menos en el fútbol, son significativos de la dosis de deportividad que adolece este deporte.
Me quedo con la reflexión final de que los entrenadores, a lo largo de nuestra trayectoria, ganaremos y perderemos más o menos, unos tendrán más éxitos y otros menos pero lo que quedará grabado en el fútbol y los futbolistas es tu mensaje y cómo lo has trasmitido. En eso el Cholo es de los mejores del mundo.

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