martes, 29 de agosto de 2017

DE UNA CONVERSACIÓN ÍNTIMA

Sólo ver esta imagen, por sí misma, rezuma un sentimiento tan profundo y tan verdadero que, sin duda, es prolegómeno de cualquier cosa tan grande como se imagine.
La vida es un ir y venir de alegrías y decepciones; convencido estoy que la felicidad en nuestro tránsito por la misma depende sobremanera de la gestión que podamos llegar a hacer de las mismas.
Seguramente, para mí sería muy fácil unirme a la más que merecida corriente de admiración y elogios que han rodeado lo que, sin lugar a discusión, ha sido algo tan increíblemente profundo y sentimental que ni el tiempo tendrá las fuerzas suficientes para borrarlo de la memoria ni del corazón de tanta gente.
Además de muchos amigos, conocidos y personajes públicos, acudió TODO el Sangrismo; no faltó ni uno sólo de los de verdad para abarrotar un espacio que se hizo pequeño ante tan magna manifestación de fervor y donde el respeto y el silencio se alzaron en altas cotas.
No seré yo quien me extienda en el ingente número de reconocimientos y felicitaciones; ya cada uno que tenga su propia opinión de lo que vió, oyó y sintió. A mí, que fui un espectador más, sólo me sale un sentido agradecimiento al Sangrismo y a cuantas personas que, aún sin ostentar este sentimiento, se emocionaron, lloraron y se conmovieron.
A tí, hermanita, si pruebas y retos has superado en la vida, ésto viene a confirmar que tu dote para hacer arte de cualquier cosa es infinita.
De sobra sabes que soy un obseso de la dedicación, la pasión y la insistencia en la búsqueda del "algo más", así, sólo unos pocos sabemos cuánto has trabajado en ésto por eso de darle aún más valor a cuánto y cómo te has preparado.
Tantas lágrimas que ví, tanto aplauso ensordecedor e incontenible, tantas miradas ávidas de pasión y fervor que fuiste capaz de generar jamás se me olvidarán.
Gracias por hacerme extasiadamente feliz y, a buen seguro, a tantísimas personas. La vida me premió en su día en suerte que nacieras hermana mía y de mi hermano. No cabe más arte en tu pequeño cuerpo.
Tu pregón, por respetuoso por todo y con todos así como por su sensibilidad para tocar la fibra, retumbará mucho tiempo en cada latido del corazón de todo un pueblo. Incluso si este tiempo se agotara, de donde nunca ya se moverá será del recuerdo y de los libros de historia.

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