jueves, 5 de noviembre de 2015

...ES PARA HABLAR DE ESO

De todos es conocida la noticia por la que se ha anunciado que el extraordinario futbolista Raúl González pone fin a su extensísima carrera como futbolista. 
El deporte español y el fútbol mundial debe tributar un homenaje a este icono y qué mejor forma de alargar en nuestro recuerdo lo que ha significado la figura de este futbolista y la extensión de su sombra en un terreno de juego.
Como suelo decir, da igual lo que haya ganado, da igual si se le han reconocido sus méritos...lo que es imborrable es su espíritu y el legado de esfuerzo y superación que deja para quiénes quieran tomar ejemplo, algo a lo que ineludiblemente estamos obligados.
Se marcha un futbolista de leyenda. Hasta siempre RAÚL.

Cómo no da para hablar las fechorías de estos secuaces. ¿Qué ocurre en esta maldita sociedad que todo el que llega a un puesto de poder se corrompe al minuto?, ¿nadie es consciente que es servidor público?, ¿por fuerza ha de llenar sus bolsillos sirviéndose del poder contraído?...tristísimo que el fútbol esté gobernado por señores que sacan rédito de su cargo y dejan un poso de corrupción en su mandato.
Asignación de Mundiales, compra de votos, gestión sesgada, y para colmo cada uno de ellos se vanagloria de ostentar documentación incriminatoria para quien ose incriminarlo. ¿Es que no hay agallas para limpiar todo esto?.Vergüenza en su máxima expresión.

Días atrás (ya parece que se ha diluido el tema) un asistente anónimo ha denunciado en un juzgado presiones para "perjudicar al Barça en el próximo clásico". Aquí hay dos caminos por los que llevar el tema, si es verdad, que se depure hasta el origen, cosa que, con el corporativismo imperante, es difícil llegar hasta el final en nada. Y si se trata de una broma con tal de echar más leña a la "causa independentista" o sacar tajada publicitaria, igualmente deber castigar severamente a quien ponga en duda la dignidad arbitral.
Los árbitros aciertan y se equivocan como cualquier ente del fútbol. Hay que tener muy mala fe para sobornar, dejarse manipular o manchar impunemente al colectivo.

En esta vida uno de los mayores errores que podemos cometer los humanos es hacer bandera y defensa de nuestros errores. Es un cobarde quien comete un error y no se retracta o pide perdón. Rossi es un cobarde y lo peor de todo es que con su actitud echa por tierra todo su trayectoria y su magia encima de su moto. Ha sido un tramposo y un mal perdedor y todo el que le apoye se define exactamente de la misma forma.
El domingo no sólo quiero que gane Lorenzo por ser español sino porque no tenga premio un personaje que, de una patada, quiera manchar el deporte.

En muchas ocasiones el hecho de llegar tan lejos como los deportistas de élite, además de cobrar emolumentos desorbitados y millonarios deberían ser conscientes que, para la sociedad son iconos o modelos de conducta. En este sentido, quizás fuera conveniente que contrataran asesores de imagen o gente que les marcara un camino de comportamiento. 
En distintos ámbitos de actuación, Rafa Benítez ha sido exclavo de su exceso de verbo respecto a los entresijos de su vestuario en varias cadenas radiofónicas en pocos días. Algo que su plantilla le ha pasado revista para no airear fuera y sí plantearlo dentro.

Como ocurre con este genial delantero que es tan iluminado dentro del campo, como parece ser, fuera del campo es todo lo contrario.

Tampoco se escapa Cristiano Ronaldo con sus salidas de tono en entrevistas para medios y revistas donde dejan dudas de su compromiso con el club con el que tiene su firma contractual.
O se es torpe o se pasan de listo sabiendo que cualquier palabra o gesto suyo recorre el planeta en medio segundo.

Y para acabar con el cuadro, qué mejor cuadro que el que se aprecia en la foto. ¿No son conscientes los jugadores que mientras lleven el chándal de su equipo han de guardar unas formas y deben representar a su club de forma impoluta?. Cuando lleguen a casa, cada cuál dentro de sus paredes que haga lo que le plazca
No me vale que vengan con milongas de que se trata de una broma ni un hecho puntual. Es una golfada, una falta de respeto y es el club y su régimen interno el que debe sancionar al reincidentísimo Piqué y los bufones que le siguen por dejar por los suelos la imagen de su club así como dejar en entredicho la autoridad de su entrenador.

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