Históricamente, en España, siempre se ha dado mucho más valor a todo lo que viene de fuera, en todos los ámbitos y a todos los niveles. Han tenido que ser grandísimos logros, sobre todo, deportivos (grandes actuaciones olímpicas, a través de nuevos ídolos como Pau Gasol, Rafa Nadal, Contador, Fernando Alonso, donde al carro de sus logros mundiales nos hemos apuntado todos), los que nos han abierto los ojos de unos manipulables españolitos, de un tiempo a esta parte, para darnos algo de valor e identificar que en una península ibérica donde somos 48 millones de españoles caben, digo yo, algo de talento y un poco de justo reconocimiento.
Tratando de fútbol, que es a lo que específicamente me refiero, siempre ha impresionado todo lo de fuera. Cualquier entrenador o futbolista que destacara en el Olimpia de Lujbiana, Sporting de Braga, Dínamo de Moscú, Twente o en el Sao Paulo, por decir cualquier equipo inverosímil, siempre se ha vendido aquí como algo grandioso y estratosférico en detrimento y coartando el paso a los nuestros.
Ha tenido que ser, por mor de la globalización, que nuestros futbolistas y nuestros técnicos y, por qué no decirlo, aderezados por la motivación exterior que han supuesto nuestros éxitos, quienes hayan hecho cambiar las tornas. El reconocimiento que nosotros mismos no nos hemos otorgado se ha comenzado a sentir desde fuera captando jugadores y entrenadores españoles. Hoy día no hay una liga que no tenga algún integrante (jugador, entrenador, prep. físico...) nuestro con el consiguiente bochorno y sonrojo que produce en los clubes españoles el hecho de querer repescarlos nuevamente y tener que desembolsar cantidades de dinero prohibitivas. Así somos.
Al hilo de esta argumentación, he sentido gran alegría cuando el Comité Nacional de Entrenadores ha elegido a GIM (José Ignacio Martínez) como el mejor técnico de la liga 2011-2012 por delante de otros entrenadores que, todo el circo que tenemos montado de prensa, dirigentes y aficionados, nos encargamos de tener cada día en nuestra sopa, no tanto por los parabienes de su trabajo sino por la interpretación y el debate que produce aspectos tan insulsos como levantar la ceja o haber hecho un gesto con el dedo.
Este entrenador ha más que demostrado su valía al frente de un Levante con jugadores poco mencionados y haciendo del bloque un grupo unido y comprometido. El resultado, que es lo que se demanda y lo que ha conseguido, está ahí; toda una temporada en los puestos altos de la tabla y clasificado para la Europa League. Chapó para GYM como valor de aquí y como gran entrenador, gestor y conductor de un equipo de bajísimo presupuesto y plantilla limitada. Enhorabuena.
También ha sido reconocida la labor de José Luis Oltra, otro gran entrenador de nuestro fútbol que a su gran trayectoria ha unido el gran logro de esta última temporada del ascenso de un histórico como el Deportivo de la Coruña a la máxima competición. Enhorabuena también a Oltra por este reconocimiento y por constituir también un gran valor nuestro.
Ya va siendo hora de dar el sitio a los valores de aquí (por supuesto, si lo merecen y dan el nivel) que pueden ser contrastados y ofrecen certeza y no estar continuamente vanagloriando "experimentos" o "pruebas" que vengan de fuera y que finalmente no resultan ser más que ruinosos, desde el punto de vista deportivo y económico.


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